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martes, 5 de febrero de 2019

Citas y fragmentos #18




Ir de nuevo al jardín cerrado,
que tras los arcos de la tapia,
entre magnolios, limoneros,
guarda el encanto de las aguas.

Oír de nuevo en el silencio,
vivo de trinos y de hojas,
el susurro tibio del aire
donde las almas viejas flotan.

Ver otra vez el cielo hondo
a lo lejos, la torre esbelta
tal flor de luz sobre las palmas:
las cosas todas siempre bellas.

Sentir otra vez, como entonces,
la espina aguda del deseo,
mientras la juventud pasada
vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.



Luis CERNUDA
(Jardín Antiguo)


Hay destinos humanos ligados con un lugar o con un paisaje. Allí en aquel jardín, sentado al borde de una fuente, soñaste un día la vida como embeleso inagotable. La amplitud del cielo te acuciaba a la acción; el alentar de las flores, las hojas y las aguas, a gozar sin remordimientos.

Más tarde habrías de comprender que ni la acción ni el goce podrías vivirlos con la perfección que tenían en tus sueños al borde de la fuente. Y el día que comprendiste esa triste verdad, aunque estabas lejos y en tierra extraña, deseaste volver a aquel jardín y sentarte de nuevo al borde de la fuente, para soñar otra vez la juventud pasada.

(De su libro Ocnos, 1963)



jueves, 2 de agosto de 2018

Todo llega y todo pasa




Donde antes había nubes, ahora hay un sol radiante y abrasador...

Todo llega y todo pasa.
Nada eterno:
ni gobierno
que perdure,
ni mal que cien años dure.
─Tras estos tiempos, vendrán
otros tiempos y otros y otros,
y lo mismo que nosotros
otros se jorobarán.
Así es la vida, Don Juan.

Feliz verano, amigos.


Las letras centrales son de Don Antonio MACHADO. Fragmento extraído de su "Poema de un día" (Meditaciones rurales)



jueves, 31 de agosto de 2017

Citas y fragmentos #17




Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!



Antonio MACHADO
(Campos de Castilla. Parábolas)


viernes, 16 de septiembre de 2016

Citas y fragmentos #16





Un caballero alegre y audaz
de día y de noche cabalgando va.
Y canta su canción, mientras sigue osado,
a la busca de una tierra llamada Eldorado.

Pero vano fue su esmero,
y ya viejo el caballero,
por la sombra el corazón sintió apresado,
al pensar que nunca el día llegaría
en que hallaría Eldorado.

Sin fuerzas, exhausto, pierde su fe.
Pero de repente, una sombra ve.
"¡Sombra!" ─grita airado.
"Dime dónde se halla la tierra de Eldorado".

Montes de Luna cruzando,
valles de sombra bajando.
Cabalga siempre osado
en busca de Eldorado.


Edgar Allan POE
(Eldorado)


martes, 26 de noviembre de 2013

Citas y fragmentos #15





«Según Hitler, toda propaganda tiene que limitar su nivel intelectual para que lo entienda el más estúpido del público. El banal "¡blanco contra negro!" en lugar de ideas complejas... El tema debe ser explosivo... Nada de palabras sabias. Hay que despertar la ira y la pasión y echar leña al fuego hasta que la multitud se vuelva loca».




«Después de leer Mein Kampf, Joseph Goebbels se preguntaba: "¿quién es este hombre?, ¡mitad plebeyo, mitad dios! ¿El Cristo verdadero, o sólo san Juan?" Le veía como un genio y le quería como amigo. El 19 de abril de 1926 escribió en su diario: "Adolf Hitler, te quiero"».


«La debilidad de la oposición es la fortaleza del régimen».


Ian KERSHAW
(Adolf Hitler)

jueves, 17 de enero de 2013

Don Quijote de la Mancha

Don Quijote (por Gustave Doré)


Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con la lectura de un libro, que no saboreaba tanto cada una de las frases que lo componen. El nivel de deleite es tal, que estoy empezando a temer que sea insano... Lejos quedan aquellos días de instituto en que descubría los mil y un avatares que, las más de las veces, acababan con caballero y escudero en el suelo, molidos a palos. La estoy dosificando cuidadosamente porque temo que se acabe demasiado rápido: un par de capítulos al día antes de ir a la cama, no más. Y al placer propio de la lectura, se le suman otros tales como sentir nuevamente el tacto del papel en unas hojas que ya pasaron por mis dedos cuando era niño, o dejarse embriagar por ese olor a "tiempo" que destila mi vieja ─aunque perfectamente conservada─ edición deluxe del 78 (no es la primera vez que me confieso un nostálgico).


Don Quijote y Sancho (por Gustave Doré)


El Quijote es tan grande y son tantas las perlas de sabiduría que atesora entre la infinidad de discursos y viejos refranes que Cervantes pone en boca de sus personajes, que merece ser releído en diversas etapas de la vida. No es libro este de un solo encuentro; alguna nueva enseñanza, algún nuevo dato histórico o literario, siempre se extrae. Por no hablar del increíble sentido del humor con que la cuenta don Miguel de Cervantes, que hace que te rías cuando debieras llorar. No dejo de maravillarme ante tamaña explosión de genialidad. Obra tan magna no he conocido. Merece la pena volver a ella con unos cuantos años más sobre las espaldas; os aseguro que afloran nuevas lecturas y reflexiones. Hay quien dice que es una obra de madurez, y que en esa etapa es cuando más aprovecha su lectura. No lo sé, tal vez; supongo que depende de cuán atenta sea esa lectura. Lo único cierto es que la diversión que nos proporciona es tan intensa y vívida que se siente uno en la gloria entre sus páginas, mejor que en brazos.


Molinos de viento (por Gustave Doré)



¿Os acordáis de aquella serie de dibujos animados que TVE emitió en los ochenta? Yo aún sigo poniéndole a nuestro Quijote la voz de Fernando Fernán Gómez mientras leo.






Don Quijote (por Gustave Doré)


Para acceder a la lectura online del Quijote en su edición del Instituto Cervantes, clic aquí. No es lo mismo que leer en papel, pero está excelentemente anotada y comentada. Yo la uso a modo de guía cuando hay algo que se me escapa o no viene comentado en mi viejo volumen del 78. Esa es una de las cosas buenas que tiene Internet. ¿Veis como no todo es kippel?


Nota: Las cuatro ilustraciones que aparecen en esta entrada son del artista francés Gustave Doré (1832-1883), uno de los que mejor supo plasmar en imágenes los más famosos pasajes de esta obra.

jueves, 26 de julio de 2012

Citas y fragmentos #14





"El secreto del éxito es honestidad y buena conducta. Si logras fingirlos, lo has conseguido".

"Detrás de todo hombre importante hay una mujer, y detrás de ésta, su esposa".

"El sexo es esa gloriosa experiencia que la madre naturaleza ha improvisado para mantenernos a todos de puntillas y, a veces, boca arriba".




"Si la aprieto más contra mí, pasaré al otro lado de usted".

"Ha sacado la belleza de su padre; es cirujano plástico".

"Parece un idiota y habla como un idiota, pero no se engañe: es un idiota".

"O ese hombre está muerto o mi reloj se ha parado".

"¿Servicio de habitaciones? Mándeme una habitación más grande".

"Si sigues cumpliendo años acabarás muriéndote".

"Cuando me salgo con la mía soltando unos buenos insultos, la gente cree que bromeo. No es así. Sólo digo lo que pienso, no hago chistes. Digo la verdad, y eso, a veces, resulta un chiste".


De propina, algunas más:

«La política es el arte de buscar un problema, encontrarlo, diagnosticarlo mal y, después, aplicarle mal los remedios equivocados».

«Por favor, acepten mi renuncia. No me interesa pertenecer a ningún club que me acepte como socio».

«He de decir que encuentro la televisión muy educativa. En cuanto alguien la enciende, me marcho a otra habitación y leo un buen libro».

«"Inteligencia militar" es una contradicción de términos».

«Fuera del perro, el libro es el mejor amigo del hombre. Dentro del perro, está demasiado oscuro para leer».



...y hablando de propinas...

-¿Aceptan propinas en este barco?
-Sí, señor.
-¿Tiene dos de cinco?
-¡Oh, sí, señor!
-Entonces no necesita los diez que iba a darle.



Groucho MARX (1890-1977)
Citas extraídas del libro El mundo según Groucho Marx (David Brown)

lunes, 11 de junio de 2012

Divagaciones varias (II)



No sé a ustedes, pero a mí cada vez se me hace más insoportable ver cómo nos toman el pelo desde el Gobierno. El esquema viene siendo el siguiente: mentira, engaño al descubierto y negación de la mentira (o en su defecto, cortina de humo). Nunca nadie reconoce errores, y la culpa, casualmente, siempre es del otro (haya quien haya en el poder).

No hay una disposición competente y bienintencionada para solucionar problemas, es más, me atrevería a decir que son ellos, los dirigentes, quienes los crean (directa o indirectamente por inacción), para, posteriormente, parchear la situación. La cuestión es ir saliendo del paso, y el perjudicado siempre es el mismo.

Nuestra realidad cada vez se parece más a la que describía George Orwell en la profética "1984". El negroblanco y el doblepensar están a la orden del día en nuestra sociedad. Y es que ¡nos hacen comulgar con ruedas de molino! A diario.

Pero ya saben que a mí nunca me gustó hablar de política, el arte del engaño. Si al menos tuvieran arte para engañar... Esta entrada es sobre poesía. Y poesía eres tú. Sí, tú ;-)

Ándeme yo caliente, y ríase la gente
(Luis de Góngora y Argote)


Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.

Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.

Pase a media noche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.


Nota: Aquí la recitan. Así así la tonada.




► Mi consejo: olvidaos de los telediarios y pasad al género documental. En ellos también hay engaño, pero está más currado (un narrador en condiciones, agradable musiquilla de fondo, cámara superlenta y todas esas monerías).


¡¡La Eurocopa es nuestraaaa!!


PD: El 95% de la clase política es patético, pero es que el sistema judicial no se queda atrás. Hace poco lo de Marta del Castillo. Ahora el caso Ruth y José... Al final tendremos que acabar recurriendo a éstos para solucionar los problemas.
Al tiempo.

lunes, 4 de junio de 2012

Citas y fragmentos #13




«Cuando escribes debes deslizarte. Puede que las palabras se retuerzan y entrecorten, pero si se deslizan, entonces hay un cierto encanto que lo ilumina todo. La escritura cuidadosa es escritura muerta. Creo que Sherwood Anderson fue uno de los que mejor jugaban con las palabras, como si fueran rocas, o trozos de comida que se pudieran comer. PINTABA sus palabras en el papel. Y eran tan sencillas que sentías fogonazos de luz, puertas que se abrían, paredes que resplandecían. Veías alfombras y zapatos y dedos. Él tenía las palabras. Encantador. Y sin embargo, eran como balas también. Te podían noquear. Sherwood Anderson sabía algo, tenía el instinto. Hemingway se esforzaba demasiado. Percibías todo ese esfuerzo en su escritura. Eran duros bloques, pegados entre sí. Y Anderson era capaz de reírse mientras te contaba algo serio. Hemingway nunca se reía. Alguien que escribe de pie a las 6 de la mañana no puede tener sentido del humor. Quiere derrotar algo».


Charles BUKOWSKI
(El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco)


Ilustración del libro "El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco"

viernes, 25 de mayo de 2012

Churras y merinas

Nunca me ha gustado comparar libros con películas (hablo de las adaptaciones). Lo primero, porque se trata de dos lenguajes esencialmente distintos. En el cinematográfico prima la imagen por encima de la palabra, mientras que el literario es básicamente palabra. Lo segundo es que no existe relación unívoca que valga entre libro y película, es decir, nunca la lectura de un libro transmitirá a dos personas distintas las mismas sensaciones, las mismas imágenes. Por no hablar de la imposibilidad de trasladar a una cinta media (unos 100 minutos de metraje) la totalidad de las subtramas y detalles que puede incluir un libro de unas 250 páginas... A menudo dicen que una imagen vale más que mil palabras. Lo que rara vez se menciona es que mil palabras pueden dar lugar a miles de imágenes distintas, tantas como lectores tengan esas palabras.

...«El libro es mejor que la película»... Será difícil que me escuchéis pronunciar esa frase. Ni mejor ni peor, simplemente es otra cosa. Si ya es difícil comparar películas o libros entre sí, imaginaos lo absurdo de comparar medios distintos.

Un último apunte antes de acabar: una película no tiene por qué ceñirse "fielmente" a un libro para ser buena película. Lo que funciona bien en literatura no siempre lo hace en cine. Prefiero una película entretenida que se tome ciertas "licencias", a un tostón infumable que adapte fielmente un libro. En la legitimidad de las "licencias" no entro. Que cada palo aguante su vela.

viernes, 17 de febrero de 2012

Citas y fragmentos #12




«En los países con sistemas económicos fuertemente planificados (como la Unión Soviética durante el régimen comunista) era frecuente la formación de largas colas de compradores en las tiendas para conseguir algunos productos. Ese hecho se presentaba en Occidente como un atraso molesto y fastidioso que no afecta a los consumidores de un sistema de mercado. Pero esa supuesta prueba de superioridad encierra una trampa, al no poner de manifiesto que en los países occidentales, de mercado sin racionamiento, también existen colas, sólo que resultan invisibles. Al igual que los mendigos, no perceptibles en las calles cuando lo prohíben las ordenanzas o se los llevan los guardias para ocultárselos a los visitantes ilustres, las colas invisibles las integran, sin formarse materialmente, los compradores atraídos por la oferta, pero que ni siquiera se acercan a la tienda porque no tienen dinero suficiente para adquirir los artículos que desean, como pueden hacerlo los adinerados. Ni en el sistema de mercado ni en el planificado hay existencias suficientes para abastecer de todo a todos. La diferencia esencial está en el modo del reparto. Como en el socialismo planificado la renta estaba repartida con más igualdad, resultaba forzoso el racionamiento con sus colas; en cambio, en un sistema de mercado la riqueza se reparte con mucha mayor desigualdad y origina "colas invisibles", porque sólo una minoría puede obtener los artículos deseados».


José Luis SAMPEDRO. Escritor, humanista y economista español.
(El mercado y la globalización)


sábado, 10 de diciembre de 2011

Citas y fragmentos #11





«El hecho de no ser un profesional brillante era, en realidad, su punto fuerte. Valerian creía saber todo lo que sabían los tontos».


«En otras ocasiones, como en ese momento, en que la electricidad estática producía sonidos sin esquema alguno, recordaba las famosas palabras de Shannon sobre la teoría de la información en el sentido de que el mensaje mejor codificado era apenas un ruido ininteligible a menos que uno tuviera de antemano la clave de cifrado».


«Aun si el Mensaje se repitiera y consiguiéramos descifrarlo en su totalidad, ¿sería buena la traducción? ¿Sabes lo que dijo una vez Cervantes? Sostuvo que leer una traducción es como examinar el reverso de un tapiz».




«─Siempre pensé que un agnóstico es un ateo sin el coraje de sus convicciones.
─También podría decir que un agnóstico es una persona profundamente religiosa, con un conocimiento al menos rudimentario de la falibilidad humana».



«Si Dios es omnipotente y omnisciente, ¿por qué no creó el mundo tal como quería que fuese? ¿Por qué siempre lo está arreglando y quejándose? Si hay algo que la Biblia deja en claro es la chapucería de Dios como fabricante».


«La idea del celibato de los clérigos me parece especialmente buena porque tiende a eliminar cualquier propensión hereditaria al fanatismo».


«La perspectiva de una Galaxia poblada, de un universo rebosante de vida e inteligencia, le dio deseos de llorar de alegría».


Carl SAGAN
(Contact)

viernes, 21 de octubre de 2011

Citas y fragmentos #10





«El analfabeto del siglo XXI no será quien no sepa leer ni escribir, sino quien no sepa aprender, desaprender y reaprender».

(El Shock del Futuro)


«Un analfabeto será aquel que no sepa dónde ir a buscar la información que requiere en un momento dado para resolver una problemática concreta. La persona formada no lo será a base de conocimientos inamovibles que posea en su mente, sino en función de sus capacidades para conocer lo que precise en cada momento».

(La Tercera Ola)


Alvin TOFFLER. Escritor y futurista estadounidense.



viernes, 27 de mayo de 2011

Citas y fragmentos #9





«Preciso es convenir que, a despecho de tres siglos de ciencia positiva, la afición a lo maravilloso posee todavía honda raigambre en el espíritu humano. Somos aún demasiado supersticiosos. Miles de años de fe ciega en lo sobrenatural parecen haber creado en el cerebro algo así como un ganglio religioso».

Santiago RAMÓN y CAJAL (1852-1934). Médico e investigador español.
(Recuerdos de mi vida. Historia de mi labor científica)



domingo, 24 de abril de 2011

Citas y fragmentos #8




«Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.

Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba derecha, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita».





«Al final del vestíbulo había una escalera, y mientras me secaba el sudor de la frente (hasta entonces no advertí el calor que hacía fuera) y miraba, por mirar algo, una pelota de tenis gris colocada sobre un arcón de roble, me llegó desde el descansillo la voz de contralto de la señora Haze, que, inclinada sobre el pasamanos, preguntó melodiosamente: "¿Es monsieur Humbert?" La ceniza de un cigarrillo cayó como rúbrica. Después, la propia dama fue bajando los escalones en este orden: sandalias, pantalones marrones, blusa de seda amarilla, cara cuadrada. Con el índice seguía sacudiendo el cigarrillo».


«Me quedé de pie durante un rato escuchando desde mi elevado saliente aquella vibración musical, aquellos estallidos de gritos aislados con una especie de tímido murmullo como fondo. Y entonces comprendí que lo más dolorosamente lacerante no era que Lolita no estuviera a mi lado, sino que su voz no formara parte de aquel concierto».

Vladimir NABOKOV
(Lolita)


viernes, 18 de marzo de 2011

Superficiales

El otro día leía en un diario un artículo de presentación de un libro –“Superficiales”, de Nicholas Carr–, en el que se afirma que Internet está cambiando nuestro cerebro, lo está moldeando significativamente (ya sabíamos de la gran plasticidad de nuestra materia gris). Por lo visto, navegar por la Red actúa en detrimento de nuestra capacidad de concentración, merma ostensiblemente la memoria y debilita la capacidad de abstracción y el pensamiento profundo (también estresa bastante y afecta a nuestra vista, añadiría yo). En definitiva, nos vuelve un poco más superficiales (por no decir un poco más estúpidos, que es lo que verdaderamente se insinúa).

No sé hasta qué punto será esto cierto, pero supongo que algo de razón tiene. De la misma forma en que la aparición del teléfono móvil hizo, automáticamente, que nunca más volviéramos a memorizar un número de teléfono, Internet está haciendo lo propio a través de cierto afamado buscador; cada vez delegamos más en este tipo de herramientas (la pereza nos vence si de memorizar se trata), desconociéndose qué cambios pueden producirse a la larga (es ley universal que todo lo que no se usa tiende a atrofiarse hasta la desaparición…). Por otra parte, la sobreestimulación visual a que estamos sometidos cuando nos sentamos frente a una pantalla, mirando aquí y allá sin ton ni son, no centrándonos en nada y leyendo superficialmente todo, hace que ahora, por lo general ─y según el citado estudio─, nos cueste mucho más esfuerzo seguir el hilo lineal de lectura de un libro sin perder la concentración ni la retentiva. Nuestra forma de leer se está viendo alterada. Por no hablar de las nuevas adicciones que están apareciendo, como esa necesidad imperiosa de leer el correo cada dos por tres, o de ver constantemente la última actualización de los amigos en la red social de turno, o en los blogs, sin ir más lejos.




Al parecer, lo único que se mejora es el procesamiento visual y la toma de decisiones, aunque digo yo que de nada sirve la rapidez en la toma de decisiones si se yerra constantemente. Frente a la rapidez yo daría más importancia al porcentaje de acierto aunque, evidentemente, lo ideal es la situación de compromiso, el equilibrio, e Internet solo está potenciando esa rapidez en tanto en cuanto nos estresa, me parece a mí.

En fin, como siempre sucedió con la aparición de toda nueva tecnología, creo que el bien o el mal que pueda hacernos depende en gran medida del uso o abuso que podamos hacer de ella, de manera que, nada nuevo bajo las estrellas, amigos. No obstante, la polémica parece servida. Yo, por si acaso, sigo con mis desconexiones temporales… ;-)

viernes, 11 de marzo de 2011

Citas y fragmentos #7





«La dialéctica erística es el arte de discutir, y de discutir de tal modo que uno siempre lleve razón, es decir, per fas et nefas (justa o injustamente). Uno puede, pues, tener razón objetiva en el asunto mismo y sin embargo carecer de ella a ojos de los presentes, incluso a veces a los propios ojos. Ese es el caso cuando, por ejemplo, el adversario refuta una prueba y esto se considera una refutación de la propia afirmación, para la cual puede no obstante haber otras pruebas; en cuyo caso, naturalmente, la situación se invierte para el adversario: sigue llevando razón aunque objetivamente no la tenga. Por tanto, la verdad objetiva de una proposición y su validez en la aprobación de los que discuten y sus oyentes son dos cosas distintas. (De esto último se ocupa la dialéctica.)

¿A qué se debe esto? A la natural maldad del género humano. Si no existiera esta, si fuéramos por naturaleza honrados, en todo debate no tendríamos otra finalidad que la de poner de manifiesto la verdad, sin importarnos en nada que esta se conformara a la primera opinión que hubiéramos expuesto o a la del otro; esto sería indiferente, o por lo menos completamente secundario. Pero ahora es lo principal. La vanidad innata, especialmente susceptible en lo tocante a las capacidades intelectuales, se niega a admitir que lo que hemos empezado exponiendo resulte ser falso y cierto lo expuesto por el adversario. En este caso, todo lo que uno tendría que hacer sería esforzarse por juzgar correctamente, para lo cual tendría que pensar primero y hablar después. Pero a la vanidad innata se añaden en la mayoría la locuacidad y la innata mala fe».


Arthur SCHOPENHAUER
(El arte de tener razón)



sábado, 5 de febrero de 2011

Citas y fragmentos #6




«El pasado es únicamente lo que digan los testimonios escritos y la memoria humana. Pero como quiera que el Partido controla por completo todos los documentos y también la mente de todos sus miembros, resulta que el pasado será lo que el Partido quiera que sea».




«El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura».

George ORWELL
(1984)

viernes, 17 de diciembre de 2010

Un Pessoa bajo la almohada

El amigo Fandestéphane nos presenta, en su Acompanya'm, si vols..., un suculento recorrido a través de la filmografía de Stéphane Audran, su particular musa inspiradora, y lo adereza, además, con emotivos versos, buena música y un punto de nostalgia y humor muy característico en su persona. Desde allí nos llega la siguiente carta.


Mi apreciado amigo Kine:

Mucho le agradezco su invitación de poder publicar una entrada en su distinguido blog. En primer lugar, quiero decirle que nunca veía el momento adecuado para publicar esta entrada sobre Pessoa en mi blog, y eso, a pesar de que siento por él una gran admiración y de que hace casi un año que la tengo en espera. Ya sabe que han sido constantes la inclusión de sus poemas en algunos comentarios míos, pero eso no era suficiente y siempre pensaba que estaba en deuda con él. Y creo sinceramente, que aquí estará bien protegida y resguardada de mis defectos mentales y manías, y también de correr el riesgo de no ver la luz, pues mi blog tiene fecha de caducidad, no en la indicación del tiempo en que ocurrirá, sino en el lugar, concretamente en el "y 84" y usted ya me entiende...

Aparte de eso, conozco ya suficientemente su respeto hacia todas las opiniones o publicaciones de los cafeteros asiduos, y por consiguiente, espero y deseo, que a pesar de poder herir alguna sensibilidad el poema de Pessoa que inmediatamente pasaré a transcribir, también goce de su beneplácito y pueda publicarlo. Leyéndolo, se dará cuenta de la censura que sufrió durante tantos años, llegando a ser conocido como el poeta olvidado.





EL GUARDADOR DE REBAÑOS (parte VIII)

En un mediodía de fin de primavera
tuve un sueño como una fotografía.
Vi a Jesucristo bajar a la tierra.

Vino por la cuesta de un monte
hecho otra vez niño,
corriendo y rodando por la hierba
y arrancando flores para tirarlas
y riendo de modo que se oyese de lejos.
Se había escapado del cielo.
Era demasiado nuestro para seguir haciendo
de segunda persona de la trinidad.
En el cielo era todo falso, todo en desacuerdo
con las flores y los árboles y las piedras.

En el cielo tenía que estar siempre serio
y de vez en cuando hacerse otra vez hombre
y subir a la cruz, y estar siempre muriendo
con una corona todo alrededor de espinas
y los pies clavados con un clavo con cabeza,
y hasta con un trapo alrededor de la cintura
como los negros en las ilustraciones.
Ni siquiera lo dejaban tener padre y madre
como los demás niños.
Su padre era dos personas,
un viejo llamado José, que era carpintero,
y que no era su padre;
y el otro padre era una paloma estúpida,
la única paloma fea del mundo
porque no era del mundo ni era paloma.
Y su madre no había amado antes de tenerlo.
No era mujer: era una maleta
en la que él había venido del cielo.
¡Y querían que él, que sólo había nacido de la madre,
y nunca tuviera padre para amar con respeto,
predicase la bondad y la justicia!

Un día que Dios estaba durmiendo
y el Espíritu Santo andaba volando,
él se fue a la caja de los milagros y robó tres.
Con el primero hizo que nadie supiese que se había escapado.
Con el segundo se creó eternamente humano y niño.
Con el tercero creó un Cristo eternamente en la cruz
y lo dejó clavado en la cruz que hay en el cielo
y sirve de modelo a las demás.
Después se escapó hacia el sol
y bajó por el primer rayo que cogió.
Hoy vive en mi aldea conmigo.
Es un hermoso niño risueño y natural.
Se limpia la nariz con el brazo derecho,
chapotea en las charcas de agua,
le gustan las flores, las coge y las olvida.

Les tira piedras a los borricos,
roba la fruta de los pomares
y escapa llorando y gritando de los perros.
Y, porque sabe que a ellas no les gusta
y que a todo el mundo le hace gracia,
corre tras las muchachas
que van en grupo por los caminos
con los cántaros a la cabeza
y les levanta las faldas.

A mí me lo enseñó todo.
Me enseñó a mirar a las cosas.
Me señala todas las cosas que hay en las flores.
Me muestra cómo las piedras son graciosas
cuando uno las tiene en la mano
y las mira despacio.

Me habla muy mal de Dios
dice que él es un viejo estúpido y enfermo,
siempre escupiendo al suelo
y diciendo indecencias.
La Virgen María pasa las tardes de la eternidad haciendo calceta.
Y el Espíritu Santo se rasca con el pico
y se monta en las sillas y las ensucia.
Todo en el cielo es estúpido como la Iglesia Católica.
Me dice que Dios no entiende nada
de las cosas que creó
-si es que él las creó, cosa que dudo-.
Él dice, por ejemplo, que los seres cantan su gloria,
pero los seres no cantan nada.
Si cantaran serían cantores.
Los seres existen y nada más,
y por eso se llaman seres.

Y después, cansado de hablar mal de Dios,
el Niño Jesús se duerme en mis brazos
y yo lo llevo en el regazo a casa.

Él vive conmigo en mi casa, a mitad del otero.
Él es el Eterno Niño, el dios que faltaba.
Él es lo humano que es natural,
él es lo divino que sonríe y que juega.
Y por eso es por lo que sé con toda certeza
que él es el Niño Jesús verdadero.

Y la criatura tan humana que es divina
es ésta mi cotidiana vida de poeta,
y es porque él anda siempre conmigo por lo que soy poeta siempre.
Y por lo que mi más pequeña mirada
me llena de sensación,
y el más pequeño sonido, sea de lo que fuere,
parece hablar conmigo.

El Niño Nuevo que habita en donde vivo
me da una mano a mí
y la otra a todo lo que existe
y así vamos los tres por el camino que hubiere,
saltando y cantando y riendo
y gozando nuestro secreto común
que es el saber por todas partes
que no hay misterio en el mundo
y que todo vale la pena.

El Niño Eterno me acompaña siempre.
La dirección de mi mirada es su dedo apuntando.
Mi oído atento alegremente a todos los sonidos,
son las cosquillas que me hace, jugando, en las orejas.
Nos llevamos tan bien el uno con el otro
en compañía de todo
que nunca pensamos el uno en el otro,
pero vivimos juntos los dos
con un acuerdo íntimo
como la mano derecha y la izquierda.

Al anochecer jugamos a las cinco piedrecitas
en el peldaño de la puerta de casa,
graves como conviene a un dios y a un poeta,
y como si cada piedra
fuese todo un universo
y fuese por eso mismo un gran peligro para ella
dejarla caer al suelo.

Después le cuento historias de las cosas sólo de los hombres
y él sonríe, porque todo es increíble.
Se ríe de los reyes y de los que no son reyes,
y le da pena oír hablar de las guerras,
y de los comercios, y de los navíos
que se quedan en mero humo en el aire de los altos mares.
Porque él sabe que todo eso falta a aquella verdad
que una flor tiene al florecer
y que anda con la luz del sol
variando los montes y los valles
y haciendo doler a los ojos los muros encalados.

Después se duerme y yo lo acuesto.
Lo llevo en brazos adentro de casa
y lo acuesto, desnudándolo lentamente
y como siguiendo un ritual muy limpio
y todo maternal hasta quedarse desnudo.

Él duerme dentro de mi alma
y a veces despierta de noche
y juega con mis sueños.
Vuelve unos patas arriba,
pone unos encima de otros,
y aplaude él solito
sonriéndole a mi sueño.

Cuando yo muera, hijito,
que sea yo la criatura, el más pequeño.
Cógeme tú en brazos
y llévame adentro de tu casa.
Desnuda mi ser cansado y humano,
y acuéstame en tu cama.
Y cuéntame cuentos, si acaso despierto,
para volverme a dormir.
Y dame sueños tuyos para que juegue
hasta que nazca cualquier día
que tú sabes cuál es.

Esta es la historia de mi Niño Jesús.
¿Por qué razón que se entienda
no ha de ser más verdadera
que todo cuanto los filósofos piensan
y todo cuanto las religiones enseñan?


Fernando Pessoa, escrito entre 1911 y 1912.
Publicado en el núm. 4 de la revista Athena, en enero de 1925 con el heterónimo de Alberto Caeiro.



Bien señor Kinezoe, ahí le dejo la entrada, esa entrada que ha esperado eternamente el momento de salir publicada en mi blog, y ahora tiene el honor de hacerlo en el suyo. Cuando a veces pensaba en el orden en que debía publicarla -siempre alternándola, evidentemente, con mi Colette- nunca figuraba como la primera, y también vacilaba si debía publicarla entera o por partes. En un comentario que hice hace varios meses, ya incluí fragmentos de las partes 6 y 7.

Creo que así, mi querido amigo, he colaborado y concursado en su exquisito blog, y lo he hecho con gran estima y muy motivado por el aprecio que le tengo, y no movido por el interés de recibir el premio, y si me lo permite, y abusando de su bondad, le ruego acepte mi renuncia a participar en las votaciones, sin que vea en ello motivo de desprecio.

Reciba un fuerte abrazo de un cafetero que no cafetea.

Fandestéphane.