No me gusta leer para decir he leído. No me gusta ver para decir he visto. No me gusta escuchar para decir he escuchado. Cada vez más, leo, veo y escucho ─siempre para mi propio y exclusivo deleite (y cosas que, a priori, creo me pueden gustar)─, recreándome en cada letra, imagen o nota musical con la más absoluta atemporalidad. ¡Que corra el mundo! Yo sigo parsimonioso y ajeno a modas. Despacito y buena letra. Ya cuento con el hecho de que ni en cien vidas podría abarcar todo lo que quisiera. Disfrutemos pues sin prisas, que para urgencias ya están los jefes...
Esta entrada viene a colación del estrés que empiezo a apreciar en muchos como consecuencia del libre y gratuito acceso a contenidos en Internet. El afán desmedido por intentar abarcar lo inabarcable, y a ser posible antes que el vecino, hace que muchos se olviden de lo primordial en estos casos, que no es sino gozar de la obra, recrearse en ella, no tener prisa por acabarla sino todo lo contrario, temer que se acabe.
Yo soy de los que echan varias páginas atrás cada vez retomo la lectura de un libro; de los que se van a una habitación simplemente a escuchar música, sin más (me parece poco considerado con este arte tenerla siempre de fondo; de vez en cuando es bueno prestarle toda la atención del mundo). En fin, que las prisas nunca fueron conmigo. Los que me conocen lo saben.
Par-si-mo-nia. Hasta lleva un tiempo decir la palabra. Me encanta.
Take it easy, my friends! ¡Fuera prisas! Murnau y Griffith pueden esperar (quien dice Murnau y Griffith puede decir Antonioni y Fellini, o cualesquier otros dos). No nos pongamos nerviosos por acabar filmografías... Entre disfrute y disfrute, un pequeño reposo. Y sin regomeyo. Nada de inquietarse ;-)
Esta entrada viene a colación del estrés que empiezo a apreciar en muchos como consecuencia del libre y gratuito acceso a contenidos en Internet. El afán desmedido por intentar abarcar lo inabarcable, y a ser posible antes que el vecino, hace que muchos se olviden de lo primordial en estos casos, que no es sino gozar de la obra, recrearse en ella, no tener prisa por acabarla sino todo lo contrario, temer que se acabe.
Yo soy de los que echan varias páginas atrás cada vez retomo la lectura de un libro; de los que se van a una habitación simplemente a escuchar música, sin más (me parece poco considerado con este arte tenerla siempre de fondo; de vez en cuando es bueno prestarle toda la atención del mundo). En fin, que las prisas nunca fueron conmigo. Los que me conocen lo saben.
Par-si-mo-nia. Hasta lleva un tiempo decir la palabra. Me encanta.
Take it easy, my friends! ¡Fuera prisas! Murnau y Griffith pueden esperar (quien dice Murnau y Griffith puede decir Antonioni y Fellini, o cualesquier otros dos). No nos pongamos nerviosos por acabar filmografías... Entre disfrute y disfrute, un pequeño reposo. Y sin regomeyo. Nada de inquietarse ;-)