Después de un tiempo sin publicar nada acerca del fascinante mundo del Universo y la ciencia ficción, vuelvo a la carga con una entrada un poco más larga de lo acostumbrado (últimamente me costaba mucho escribir). Espero que sirva al menos para suscitar unos fugaces instantes de imaginación o ilusión en todo aquel que consiga llegar hasta el final. Gracias de antemano por el esfuerzo y tiempo empleados. Dicho lo cual, entremos en materia.
Si nos paramos a pensar, es posible que a más de uno le asalte un tremendo sentimiento claustrofóbico al sentirse ligado a la superficie de este pequeño planeta blancoazulado que flota en la inmensidad del Universo. Sobre todo, si se toma conciencia de lo desvalidos que en realidad nos encontramos, aquí, en nuestro particular rinconcito a unos treinta mil años-luz del centro de una galaxia cualquiera (de entre millones que existen). Nos va a costar salir de casa...
Son tan enormemente grandes las distancias que nos separan de las estrellas vecinas (la más cercana de ellas es Próxima Centauri, a unos 4.2 años-luz), que incluso a la velocidad de la luz tardaríamos años en llegar a ellas (*). Lógicamente, aún no estamos preparados para dar El Gran Salto.
Las dos únicas formas "viables" que se me ocurren para emprender, llegado el momento, tamaña aventura serían: la hibernación asistida (también denominada animación suspendida o criogenización controlada) y los asentamientos espaciales autosuficientes.
De la primera opción ya hemos visto numerosos ejemplos en el cine (Alien, El Planeta de los Simios, etc.). Consistiría en suspender temporalmente las funciones vitales del cuerpo sometiéndolo a un proceso parecido a la congelación, para reanimarlo, muchos años después, una vez llegado al punto de destino. Lo que sucede es que, hoy por hoy, congelar un cuerpo equivale a destruir de forma irreversible la vida que sustenta. Hace tiempo leí un artículo acerca de un ratón de laboratorio al que consiguieron "despertar" después de haberlo sometido a un proceso de congelación, pero me temo que el asunto sigue estando todavía en un estadio muy primitivo de desarrollo.
Sobre el segundo método ya nos habló largo y tendido el gran Isaac Asimov en muchos de los artículos que solía publicar en diversas revistas científicas de prestigio. La Visita al Tiranosaurio (TIKAL, 1994) es una cuidadada selección de estos. Aprovecho la ocasión para recomendarlo.
Básicamente, consistiría en echarnos la casa a cuestas. Cualquier asentamiento autosuficiente capaz de viajar por el espacio constituiría una nave interestelar, un auténtico mundo en miniatura. Los tripulantes no habrían abandonado su hogar, sino que lo llevarían consigo. Una generación tras otra podría vivir en un mundo como éste y viajar a través del espacio durante miles de años antes de llegar a otros mundos. Para crear una auténtica ciudad en miniatura en el espacio bastaría con equipar de los mecanismos propulsores adecuados a uno de los múltiples asteroides que se encuentran en el cinturón de objetos entre Marte y Júpiter. Tan "solo" habría que acondicionarlo previamente para el sustento sostenido de vida. ¿No les parece fascinante?
De los saltos al hiperespacio y los agujeros de gusano me fío un poco menos. No sería yo precisamente quien se atreviera a entrar en uno de estos tan a la ligera. En fin, otro día les cuento...
(*) Resulta inviable llevar un cuerpo con masa a dicha velocidad; requeriría un aporte energético infinito. Por no hablar de lo que sucedería con el tiempo y la longitud del objeto en ese caso... A lo más que podemos aspirar es a alcanzar una pequeña fracción de c.
Recuérdese que un aumento en la velocidad de un cuerpo se traduce en un incremento de su energía cinética, y un aumento de la energía cinética equivale a su vez a un acrecentamiento de la masa conforme a lo estipulado por la célebre Ecuación de Einstein (E=m·c 2), con lo que seguir acelerando el objeto requiriría cada vez una fuerza mayor.
Si nos paramos a pensar, es posible que a más de uno le asalte un tremendo sentimiento claustrofóbico al sentirse ligado a la superficie de este pequeño planeta blancoazulado que flota en la inmensidad del Universo. Sobre todo, si se toma conciencia de lo desvalidos que en realidad nos encontramos, aquí, en nuestro particular rinconcito a unos treinta mil años-luz del centro de una galaxia cualquiera (de entre millones que existen). Nos va a costar salir de casa...
Son tan enormemente grandes las distancias que nos separan de las estrellas vecinas (la más cercana de ellas es Próxima Centauri, a unos 4.2 años-luz), que incluso a la velocidad de la luz tardaríamos años en llegar a ellas (*). Lógicamente, aún no estamos preparados para dar El Gran Salto.
Las dos únicas formas "viables" que se me ocurren para emprender, llegado el momento, tamaña aventura serían: la hibernación asistida (también denominada animación suspendida o criogenización controlada) y los asentamientos espaciales autosuficientes.
De la primera opción ya hemos visto numerosos ejemplos en el cine (Alien, El Planeta de los Simios, etc.). Consistiría en suspender temporalmente las funciones vitales del cuerpo sometiéndolo a un proceso parecido a la congelación, para reanimarlo, muchos años después, una vez llegado al punto de destino. Lo que sucede es que, hoy por hoy, congelar un cuerpo equivale a destruir de forma irreversible la vida que sustenta. Hace tiempo leí un artículo acerca de un ratón de laboratorio al que consiguieron "despertar" después de haberlo sometido a un proceso de congelación, pero me temo que el asunto sigue estando todavía en un estadio muy primitivo de desarrollo.
Cámara de Hibernación de la Nave Nostromo (Alien)
Sobre el segundo método ya nos habló largo y tendido el gran Isaac Asimov en muchos de los artículos que solía publicar en diversas revistas científicas de prestigio. La Visita al Tiranosaurio (TIKAL, 1994) es una cuidadada selección de estos. Aprovecho la ocasión para recomendarlo.
Básicamente, consistiría en echarnos la casa a cuestas. Cualquier asentamiento autosuficiente capaz de viajar por el espacio constituiría una nave interestelar, un auténtico mundo en miniatura. Los tripulantes no habrían abandonado su hogar, sino que lo llevarían consigo. Una generación tras otra podría vivir en un mundo como éste y viajar a través del espacio durante miles de años antes de llegar a otros mundos. Para crear una auténtica ciudad en miniatura en el espacio bastaría con equipar de los mecanismos propulsores adecuados a uno de los múltiples asteroides que se encuentran en el cinturón de objetos entre Marte y Júpiter. Tan "solo" habría que acondicionarlo previamente para el sustento sostenido de vida. ¿No les parece fascinante?
Posible diseño de un Colonia Espacial toroidal
De los saltos al hiperespacio y los agujeros de gusano me fío un poco menos. No sería yo precisamente quien se atreviera a entrar en uno de estos tan a la ligera. En fin, otro día les cuento...
Leaving Home Ain't Easy (Queen, 1978)
(*) Resulta inviable llevar un cuerpo con masa a dicha velocidad; requeriría un aporte energético infinito. Por no hablar de lo que sucedería con el tiempo y la longitud del objeto en ese caso... A lo más que podemos aspirar es a alcanzar una pequeña fracción de c.
Recuérdese que un aumento en la velocidad de un cuerpo se traduce en un incremento de su energía cinética, y un aumento de la energía cinética equivale a su vez a un acrecentamiento de la masa conforme a lo estipulado por la célebre Ecuación de Einstein (E=m·c 2), con lo que seguir acelerando el objeto requiriría cada vez una fuerza mayor.
6 comentarios:
Un tema fascinante, amigo. Alguien me dijo hace poco que había leído que uan de las muchas razones por las que aún no se da el paso para mandar gente más allá de la Luna radica en que no se ha perfeccionado la atmósfera adecuada para la nave que mpermita a los cuerpos humanos sobrevivir largas temporadas en el espacio, pues tanto los músculos como la estructura ósea se ven drásticamente marcados por la experiencia. Digo, esto me lo comentaron, cuanlquiera sabe, jeje
En cualquier caso, apuesto por la vía Asimov y esa colonia espacial toroidal...
Me ha gustado mucho este articulo, largo pero a la vez muy interesante y te doy las gracias por acercarme a ese mundo de la astronomia tan cercano y tan lejano a la vez.Te felicito por tu blog, magnifico.
un saludo.
Si ya nos cuesta organizarnos para las vacaciones a la playa, el desastre sería de órdago en un viaje espacial...
Es interesante esto de lo que hablas, sobre la criogenización yo creo que es un sistema de "viaje al futuro" que tarde o temprano se conseguirá. La verdad es que la ciencia avanza muy rápido, y aunque estamos muy lejos de tener una forma de vida como en "Star Wars", viajando de un lado para otro de la Galaxia como si nada (lo cual estaría bastante bien XD), soy optimista y creo que algún día se conseguirá alguna de las dos cosas que comentas, aunque tengan que pasar siglos.
Un abrazo ;)
Fascinante, sí señor, coincido con Javier, una entrada fascinante sobre un tema fascinante. Echaba de menos tus entradas sobre “El Universo”, siempre altamente interesantes y que siempre me descubren cosas nuevas. Me ha alegrado pasar hoy por aquí y descubrir ésta.
Respecto al tema en cuestión creo que en estos menesteres nuestra ciencia todavía está en pañales, pero quien sabe, en esto de la ciencia más que un continuo como el espacio-tiempo se avanza más a saltos, de repente un día un científico descubro algo y se da un paso de gigante.
Sabes, esta entrada me hizo recordar una frase, lamento no recordar de quién, a propósito de si hay vida (inteligente?) fuera de nuestro planeta, “La verdadera tragedia sería que de verdad estuviéramos solos”.
Un abrazo y enhorabuena por la entrada.
Javier:
Pues sí, esa es una de las principales razones. Esa y el dinero, por supuesto... La forma más simple para crear un pequeño campo gravitatorio artificial en el interior de una nave es hacer que ésta rote sobre sí mismo: la fuerza centrífuga que aparecería sobre los cuerpos del interior haría las veces de una pequeña gravedad (sin ir más lejos, lo que puede verse en 2001). Lo que sucede es que en la práctica este giro no puede ser demasiado rápido, y en consecuencia, el campo gravitatorio creado siempre será pequeñito, con los consiguientes efectos nocivos sobre la salud humana en el caso de estancias prolongadas :(
Anónimo:
Celebro que te pareciera interesante. Ya sabes que estás invitado/a a pasarte por el blog siempre que gustes :-)
dvd:
Mucho me temo que estos viajeros serían escrupulosamente seleccionados... ^o)
Luthien Palantir:
Seguro que nos sorprenderíamos si pudiésemos ver lo que nos depara el futuro *-)
Vivian:
Me alegra saber que este tipo de entradas despiertan cierto interés. Es todo un acicate :-)
Muchas gracias por vuestros comentarios. Un cósmico abrazo!! ;-)
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