viernes, 31 de julio de 2009

El Buscavidas (Robert Rossen, 1961)

Una de las películas que mejor y más fríamente describe la lucha interna en que se debate su protagonista, con caída, miseria y resurrección del ídolo incluida (aunque a un precio demasiado alto, dicho sea de paso). Una historia de ambición desmedida, de amor no correspondido. Un amargo retrato de la soledad, con entrañables perdedores, insolentes mánagers corruptos, elegantes mesas de billar, dinero, tabaco y mucho whisky. JTS Brown, por supuesto. Como dice el propio Eddie "Relámpago" Felson ─impresionante Paul Newman─ durante su primera confrontación con el Gordo de Minnesota (un impecable Jackie Gleason): «JTS Brown. Sin hielo y sin vaso». Ahí queda eso.

Desde la primera hasta la última escena asistimos a todo un recital interpretativo por parte de un Paul Newman que se encarga de explotar hasta la saciedad esa mirada suya tan característica que tanta fama le daría (y con la que tantas mujeres caerían rendidas a sus pies); una impresionante Piper Laurie en un personaje que se adivina trágico desde el mismo instante en que entra en escena; y un perverso y ruin manipulador George C. Scott, en uno de los mejores papeles secundarios que recuerde.

Absolutamente recomendable. Para mí, una de las mejores interpretaciones, si no la mejor, en la interesante filmografía de Paul "Ojos Azules" Newman. Por cierto, excelente fotografía (y no es comentario baladí). No hay que ser muy entendido en la materia, que no lo soy, para darse cuenta de que esa forma de iluminar la escena entre el humo del tabaco, esos planos del salón de billar con la luz de las lámparas cayendo en perpendicular sobre el tapiz de las mesas... Todo eso hay que saber hacerlo muy bien para que el resultado acabe teniendo esa prodigiosa gama de tonos grises que posee la película. Su artífice y ganador del Oscar en 1962 en el apartado de Mejor Fotografía en B/N, Eugen Schüfftan, fue la misma persona que en 1927 pondría luces y sombras a otra gran película de género: Metrópolis, de Fritz Lang. Clásico entre clásicos.




Bola cinco a la esquina ;)

3 comentarios:

atikus dijo...

Grandiosa película sin duda. Efectivmente las interpretaciones son magistrles y la fotografia es impresionente, nada desmerecido esos comentarios!

Una peli que ningún buen amante del cine debe perderse desde luego!

saludos

Vivian dijo...

Magnífica entrada para una película que sin duda lo merece. Suscribo al cien por cien tus palabras y me sumo a tu recomendación para aquellos que no la hayan visto.
Enhorabuena por la entrada, a ver si te prodigas más en esto del Séptimo Arte, que no es una queja sobre las otras entradas, es por saber de tus gustos cinéfilos más que nada, que sí, que ya sé que tienes una lista en tu perfil, pero así a modo de lista no es lo mismo ;)

Y ahora, una petición del leyente (lo sé, lector, pero me gusta más así jeje), recuerdo que una vez escribiste sobre Lolita y me recomendaste a Nabokov, weno, he decido agenciarme algún libro suyo, recomiéndame uno que no sea Lolita, es que como vi la peli, como que pierde un poco la gracia para mí empezar con ese.

Un abrazo

Kinezoe dijo...

Pue sí atikus, la peli es genial. Si te gusta el buen cine y encima eres aficionado al billar ésta es la tuya. Un portento.

Sé bienvenido al blog; estás en tu casa ;)


Es cierto Vivian, tengo que hablar más de cine. Más que nada por justificar la primera palabra bajo el título del blog :p Por eso, y porque me gusta. En fin, a ver si lo vamos subsanando poco a poco... Gracias por los elogios.

En cuanto a la recomendación literaria te doy dos opciones:

(1) Si lo que quieres es pasar un rato divertido con un libro muy ingenioso que cuenta la historia de un chocolatero que pretende llevar a cabo un crimen perfecto para cobrar su propio seguro de vida, tu libro es DESESPERACIÓN. Su sentido del humor es envidiable. Un continuo no parar de lectura muy fluida.

(2) Si por el contrario prefieres algo más profundo y no has visto aún la película, por cierto, muy recomendable (aunque haya opiniones encontradas), te recomendaría LA DEFENSA. En él nos adentramos en la mente de un genial ajedrecista para el que el juego se convierte en una terrible obsesión. No hace falta entender de ajedrez para disfrutarlo.

Elijas el que elijas te encontrarás con una prosa inteligente, que cuida mucho el detalle y que mima al lector, como es costumbre habitual en la obra de Nabokov. LA DEFENSA es un trabajo algo más denso y maduro, no tanto por el estilo sino más bien por el tema en sí, pero el inmenso talento de su autor está presente en ambos.

Los dos libros se encuentran editados en Anagrama. Feliz lectura! ;)


Un abrazo! Y repito, gracias por vuestros comentarios.