El ojo humano aún no está habituado a las distancias cortas. Durante miles de años al homínido le bastó con ver bien de lejos por aquello de localizar a las presas a la hora de la caza. Es sobre todo en estos últimos años cuando lo estamos sometiendo a una tensión desconocida hasta el momento, al enfocar constante y prolongadamente sobre objetos cercanos. Y eso, lógicamente, pasa factura (para fortuna de las ópticas)...
Enfocar a 20 ó 30 centímetros para leer un libro o usar el móvil, o pasar ocho horas delante de una pantalla de ordenador a no más de medio metro de distancia, son actividades a las que todavía no se acaba de acomodar nuestro maltrecho ojo. Han de transcurrir aún muchos años para que la vista a corta distancia recupere el terreno perdido frente la visión lejana.
Y mientras dejamos que la evolución haga su trabajo, tres consejos os doy para intentar mejorar un poco nuestra salud ocular (aunque no sea médico podéis fiaros, no perjudican):
Enfocar a 20 ó 30 centímetros para leer un libro o usar el móvil, o pasar ocho horas delante de una pantalla de ordenador a no más de medio metro de distancia, son actividades a las que todavía no se acaba de acomodar nuestro maltrecho ojo. Han de transcurrir aún muchos años para que la vista a corta distancia recupere el terreno perdido frente la visión lejana.
Y mientras dejamos que la evolución haga su trabajo, tres consejos os doy para intentar mejorar un poco nuestra salud ocular (aunque no sea médico podéis fiaros, no perjudican):
- Una alimentación sana rica en alimentos frescos y naturales. Ya sabéis, de todo un poco sin abusar de las grasas, pero con abundantes frutas y verduras frescas. La zanahoria cruda, esa gran olvidada, es buenísima. Comida a bocados fortalecerá además vuestras encías. Ignorad al graciosillo de turno que saque a relucir la figura de Bugs Bunny, es lo de menos.
- Si pasáis muchas horas delante de una pantalla es conveniente que relajéis periódicamente los ojos durante algunos segundos. Puede bastar con un minuto de relax por cada hora de trabajo. Para ello fijad la vista en punto lejano durante ese tiempo y aprovechad para soltar un par de buenos suspiros (alivian tensión). Si estáis en casa podéis asomaros tranquilamente a la terraza para mirar al bloque de enfrente cual James Stewart en "La Ventana Indiscreta", mientras que en la oficina, aunque algo más complejo si no hay ventanas, bien os podrían valer las piernas de la secretaria del fondo si está a quince o veinte metros de distancia. De esta forma conseguiréis destensar los músculos oculares.
- Y, por último (aunque no por ello menos importante), no abusad de las gafas. Recordad que estos instrumentos no curan; son simplemente un parche y acabarán por haceros perder más visión de la que ya aquejáis si no las usáis únicamente cuando sea indispensable (el que las tenga para lectura, pues eso, sólo para lectura).
Tan simplón como parece y anda que me he reído yo poco con este chiste de Eugenio. Por cierto, se me olvidaba: hoy es el Día Mundial de la Visión (y se nos queda corto el año para celebrar días...). ¡Hasta la vista!