sábado, 19 de julio de 2014

Jazz Sessions (XLVIII)



El álbum, Porgy & Bess (1957). Ellos, Ella Fitzgerald y Louis Armstrong. La canción, I Got Plenty O'Nuttin'. Un imprescindible del jazz vocal con el sello de George e Ira Gershwin.

Regalito de los dioses.




The things that I prize, like the stars in the skies, are all free.
Got my girl, got my love, got my song.
Got heaven the whole day long.
I got the Sun, got the Moon, got the deep blue sea.
...

Algo de dinero tampoco vendría mal...

martes, 1 de julio de 2014

Maestro liendre

Existe demasiada información, o, mejor dicho, demasiado kippel en la red de redes. Es insensato pretender estar en todas partes y saber de todo. Sucede que, queriendo abarcar tanto, nos quedamos casi siempre en la superficie, como el maestro liendre, que de todo sabe y de nada entiende.


Vida sin Internet (JR Mora)


Devoramos atrozmente infinidad de titulares, compartimos noticias que ni siquiera leemos y hacemos nuestra la opinión de alguien que, como nosotros, también se quedó únicamente en el titular. Y lo más patético, somos incapaces de reconocer que no tenemos ni la más remota idea sobre tal o cual asunto como si fuera una deshonra. Siempre apuntamos haber leído u oído algo, el tintineo de alguna campana lejana como salvoconducto para no quedar marginados fuera de la conversación. Pecamos de inmodestia.

La Blogosfera, Facebook, Twitter y YouTube –menudas instituciones– son las principales plataformas encargadas de sacar temas a la palestra. Son ellas quienes señalan constantemente qué debemos conocer, qué libros hay que leer o qué película hemos de ver para estar al día en cuestión de cultura. Mientras que, si en nuestras consultas cotidianas nos limitamos a buscar la información únicamente a través de Internet, es Google, con sus misteriosos algoritmos, quien decide qué se nos muestra en cada momento… Resulta complicado escapar de esta sutil corriente manipuladora.

No obstante, una cosa ha de quedarnos clara, tener acceso a la “información” y al “conocimiento” no significa en absoluto estar informado. La información hay que cribarla, cotejarla y procesarla; pensar en ella un rato antes de darle al botón “compartir”. Sin embargo, como ya no hay tiempo, ni cribamos ni cotejamos ni procesamos. En lugar de ello, accedemos a una versión reducida y prefabricada de bits (léase el titular o la opinión de fulano en forma de tweet), con la misma naturalidad con que abrimos una sopa de sobre por ahorrar esfuerzos. ¡Y no deberíamos estar cenando sopa de sobre todas las noches! No es saludable.

Sinceramente, no creo que seamos ni más inteligentes ni más felices que hace 15 o 20 años. Lo que llamamos progreso consistió, simplemente, en inventar un mayor número de cacharros y aplicaciones para perder el tiempo pensando menos. Una nueva versión de la “caja tonta” se instauró plenamente en nuestras vidas para volvernos paulatinamente más dependientes, más comodones y más crédulos. En definitiva, más dóciles y manipulables.


Can I go online (Jim Benton)


Nadie puede negar que la lectura comprensiva fue sustituida por una lectura exploratoria: nos da pereza leer (admítelo, amigo, me estás leyendo en diagonal). La lengua, tanto escrita como hablada, se empobrece, se anquilosa (si supierais lo que me está costando escribir esta entrada por falta de costumbre…). ¡Estamos perdiendo hasta la memoria de no ejercitarla! Y es que, como ya todo está a un clic de ratón, nadie se molesta en memorizar nada. Creemos conocer más, pero sabemos menos. Nuestro cerebro ya no absorbe, se impermeabiliza, tal es el caudal de datos al que está expuesto (asusta comprobar la rapidez con que olvidamos lo leído). Resumiendo, nos estamos volviendo tontos casi sin darnos cuenta.

Bienvenidos a la era de las prisas, la dependencia tecnológica y el entumecimiento.