Lógicamente, no podía faltar un tema de nuestro querido Dean Martin si de recuerdos hablamos... Veamos de qué están hechos los recuerdos según el mismísimo King of Cool.
Sirva este vídeo para poner punto y final a este, mi pequeño homenaje al recuerdo, y al órgano que los crea, procesa y almacena: el cerebro.
«Toma un dulce y tierno beso,
Añádele una noche de felicidad robada.
Una chica, un chico, alguna pena, un poco de alegría.
Los recuerdos están hechos de esto»
«Tus labios y los míos, dos sorbos de vino.
Los recuerdos están hechos de esto»
DEAN MARTIN. "Memories are made of this" (1955)
Permítanme un pequeño y curioso cálculo para finalizar:
Se estima que un
cerebro humano contiene tantas neuronas como galaxias tiene nuestro universo (o como estrellas posee nuestra galaxia): alrededor de cien mil millones de unidades (un uno seguido de once ceros). Por término medio cada
neurona posee unas 7000
sinapsis o puntos de contacto con las neuronas de su entorno. Una grosera predicción a la baja de la información que podría almacenar nuestro cerebro, suponiendo que cada sinapsis respondiera a una cuestión elemental con un "sí" o un "no" (a modo de conmutador), nos la daría el producto de estas dos cantidades (
neuronas y
sinapsis). El resultado, evidentemente, habría de medirse en
bits:
1011 x 7000 = 7 x 1014 bits
Expresando este número en un múltiplo manejable del
byte (1
byte = 8
bits), tendríamos que el
cerebro humano posee una capacidad potencial de almacenamiento en torno a
80 Terabytes de información. Para hacernos una ligera idea del orden de magnitud de estas cifras pensemos que los ordenadores actuales rara vez se montan con un disco duro de más de 1 TB de capacidad (1 TB = 1024 GB). Y es inmensa la cantidad de información que pueden almacenar estos dispositivos; ustedes lo saben... Pues bien, nuestro cerebro iría aún muy por delante respecto al acopio de información.
Ni que decir tiene que todo este asunto es en realidad mucho más complejo de lo que pueda darse a entender, tan complejo que escapa a nuestro entendimiento. Y es que, un
cerebro es algo más que un sistema procesador/disco duro. Hoy por hoy, ni el mejor de nuestros superordenadores estaría a la altura de cualquier cerebro humano. Por no hablar de la idoneidad o no de emplear un código basado en el
byte, cuando 6
bits son más que suficientes para respresentar todas las letras del alfabeto, los números del 0 al 9 y los signos de puntuación de la mayoría de los idiomas...
Dotar a una máquina de cualidades tan importantes como la capacidad de aprendizaje, la
intuición, la iniciativa propia y las emociones, inherentes todas al ser humano, se me antoja tarea harto complicada. Pasarán muchos años y estaremos todavía muy lejos de conseguirlo. O no... Sea como fuere, para mí, hoy, es impensable, por ejemplo, que una máquina pueda llegar a emocionarse con la música. A mí, sin embargo, me cuesta bien poco...
La canción que les dejo como segundo cierre, contrapunto perfecto de la primera, me trae
recuerdos, me hace evocar, me pone incluso melancólico... Me encanta. La melancolía ─y una pequeña dosis de soledad─ es buena cuando se busca para un ratito, ¿no creen? Te hace sentir vivo.
Disfrútenla y a ver quién adivina a qué banda sonora pertenece esta música. Jo, esta entrada me quedó algo larguilla... Espero no haberles aburrido demasiado. ¡Hasta pronto! ;)