Creo estar volviéndome viejo, o, mejor dicho, haciéndome mayor (vieja es la ropa). La cuestión es que, de un tiempo a esta parte, me he dado cuenta de que no me interesan en lo más mínimo directores de cine de los que antes no me perdía ni un solo estreno. Léanse, los
Coen,
Woody Allen,
Clint Eastwood y algún otro cineasta que en tiempos fue grande. A todos dejé de seguirlos fervorosamente hace más de 10 años, y, créanme, me preocupa esta apatía. Para más inri ─y no sé si será por llevar la contraria─, me encanta salir por otros con tan mala fama como
Ridley Scott, habitualmente masacrado por crítica y público. Suponiendo que tan solo hubiera dirigido
"Alien" y
"Blade Runner" hace más de treinta años, ya habría cumplido con creces en esto del Séptimo Arte.
"Gladiator",
"Black Hawk derribado",
"American Gangster" ... incluso
"Prometheus" resulta interesante. Sigo apostando por él: aún no vi su
"The Martian", pero me encantaría hacerlo.
Como veis, esto no es más que otra de esas entradas insustanciales que vuestro amigo
Kine se despacha cada equis meses para que no le den el blog por abandonado. Sigo sin nada interesante que contar; donde antes había un exceso de ocio, ahora hay descanso, sin más. No tengo televisión ni
smartphone, no voy al cine, casi que ni leo y tampoco estoy apuntado a ningún gimnasio. No sé si todo esto es bueno o malo, pero es así en mi caso. Trabajo, descanso y "contemplación"; dejándome llevar por la inercia de una rutina que acaba siempre imponiéndose. Fase de pasatiempos poco exigentes y un cierto número de vicios, confesables todos, para aliviar el camino. Ni que decir tiene que el teclado sigue siendo para mí en estos momentos una sopa de letras irresoluble.
En cualquier caso, poco a poco y sin prisas. Según vaya saliendo.