Tal día como hoy hace justo 125 años venía al mundo un portento: Charles Spencer Chaplin. El cine aún no había nacido, aunque ya empezaba a fraguarse con la invención de aparatos tales como el kinetoscopio. Chaplin lo revolucionaría todo poco tiempo después.
Aprovechemos, pues, la alegre efeméride para soplar las velas de un gran pastel, recordando, una vez más, que lo decoroso siempre fue conmemorar las fechas de nacimiento, no las defunciones (siniestra costumbre esta última).
Aprovechemos, pues, la alegre efeméride para soplar las velas de un gran pastel, recordando, una vez más, que lo decoroso siempre fue conmemorar las fechas de nacimiento, no las defunciones (siniestra costumbre esta última).
Los pelos como escarpias con este discurso (El Gran Dictador, 1940).
5 comentarios:
"Lo decoroso siempre fue conmemorar las fechas de nacimiento, no las defunciones (siniestra costumbre esta última)".... una verdad como un templo, sí señor.
Inmortal siempre este discurso, como el propio Chaplin. ¡Felicidades! Abrazos, Kinezoe.
Lo que está bien conmemorar son las buenas obras, no las fechas, pero bueno, tienes razón en lo de los nacimientos.
Ay, este discurso... me gustó cuando ni había visto la peli (salía en mi libro de 8 de EGB, si no me equivoco; lo tengo por ahí, pero no me voy a levantar a comprobar si era ese).
Un saludito.
Un discurso que sigue siendo actual ¡qué cosas! y es que los Grandes (con mayúsculas) tienen eso, que saben hablar de las cosas que importan.
Me gusta lo de celebrar nacimientos y no defunciones, así mejor Navidad que Semana Santa ¿no?
Un abrazo.
Gracias por pasar. Un fuerte abrazo y feliz Domingo de Pascua, amigos.
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