sábado, 9 de abril de 2011

De diamantes y estrellas



¿Sabíais que el mayor diamante que se conoce hasta la fecha no está expuesto en ninguna vitrina? Está ahí arriba, sobre nuestras cabezas, ¡y sin alarma que lo proteja! Sus 4.000 kilómetros de diámetro y los 50 años luz de distancia que lo separan de nuestro planeta son dos más que poderosas razones para no temer por su robo. Lo bautizaron Lucy, en honor a aquella psicodélica canción de los años sesenta.

Y es que se cree que el núcleo de toda enana blanca (el último estadio en el ciclo vital de la mayoría de las estrellas de masa intermedia) no es más que una mastodóntica megaestructura de carbono cristalizado, en definitiva, un superdiamante.


Sirio A, en el centro, y Sirio B (enana blanca), debajo y a la izquierda


Para comprender cómo llegó hasta ahí ese diamante, quizá lo más conveniente sea explicar algo acerca de física estelar. Como sabemos, en una estrella existe siempre un equilibrio entre la fuerza gravitatoria, que tiende a colapsarla, y el efecto térmico debido a la fusión nuclear, que tiende a expandirla. Pues bien, cuando la estrella agota todo su hidrógeno mediante la fusión nuclear en helio, este equilibrio se rompe. La gravedad acaba imponiéndose y se genera entonces tanto calor que las capas externas de la estrella se calientan, hinchándose ésta, y dando lugar a lo que se conoce como una gigante roja. Llegado a este punto en el ciclo vital de la estrella (su fin se acerca), el calor generado es tan alto que la estrella comenzará a fusionar el helio en carbono, generándose a partir de ese instante unas olas de energía que acabarán reventando las capas exteriores y haciendo que sólo quede su núcleo: la enana blanca, del tamaño de la Tierra, pero un millón de veces más densa. Y en el corazón de toda enana blanca, un diamante puro de miles de kilómetros de diámetro, fruto de esa segunda fase de fusión nuclear y la elevada presión interna (recuérdese que la primera fase es la que fusiona el hidrógeno en helio).

Esto es, grosso modo, lo que sucede con las estrellas de masa inferior a unas 10 masas solares (lo que le espera a nuestro Sol dentro de unos 5.000 millones de años). Las estrellas masivas suelen tener un final mucho más violento. Otro día os hablo de las explosiones supernova, las estrellas de neutrones y los agujeros negros. Ahora os dejo, no con aquella canción de los Beatles, que resultaría demasiado evidente, sino con esta otra de Pink Floyd que me gusta aún más si cabe. Merece la pena pulsar el 'play' y relajarse un rato (algo más de diecisiete minutos), mientras suena este "Shine on you Crazy Diamond". Inmensa, y no sólo en duración.



18 comentarios:

Marisa dijo...

Qué interesante, Kine. Si alguna vez el hombre desarrollara más su tecnología (si antes no es devorado por su afán depredador) y pudiera viajar a esas estrellas, creo que tengo claro que iba a bombardear y recolectar por ese espacio... Se me viene a la cabeza unas frases de "El Principito" de A. de Saint-Exupéry, cuando está hablando con el hombre de negocios que se dedicaba a contabilizar estrellas:

"¿Y de que te sirve poseer las estrellas?
- Me sirve para ser rico
- ¿Y de que te sirve ser rico?
- Me sirve para comprar más estrellas."

Ya sé que tu entrada es científica pero mi vena de letras me ha llevado por estos derroteros.
Fascinante el mundo de la Astronomía, y el tema de Pink Floyd bien ha valido escucharlo: una relajada manera de empezar el sábado.

Un besote y buen fin de semana, Kine.

Marcos Callau dijo...

Seguimos aprendiendo en tu blog, Kinezoe. No sabía que hubiera diamantes en el fin de cada estrella pero es una idea muy romántica. De hecho, da para un par de poemas jeje. ¿Imaginas lo que sería "Desayunar con estos diamantes"?. Un abrazo.

Manuel Márquez dijo...

Ya llevaba tiempo sin aparecer por aquí, compa Kine, y tu reseña, además de hacerme recordar el calibre de mi ignorancia (muy cercano al de ese diamante que, si no fuera por el precio al que se ha puesto el litro de gas-oil, ya me iría a trincarlo incluso con mi coche, por más lejos que me pillara...), también me hace ver lo poca cosa que somos. Cinco mil millones de años; eso son años, y no los veinte del tanto (que esos sí que es verdad que no son nada, se pasan "volaos"...).

Por cierto, llevo un par de semanas viendo, poquito a poco, eso sí, la serie Cosmos (la tengo completa en DVD), ¿qué te parece...? Yo, francamente, la estoy disfrutando, pero igual eso es algo que tiene ver con lo de arriba (alguna ventaja que tenía que tener...).

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

Segundo Sánchez dijo...

Muy didáctica la entrada sobre los diamantes y la física. Me resulta interesante, en especial para mí, que soy más de letras.
Un saludo.

Kinezoe dijo...

Hola, Marisa. Me alegra que te gustara la entrada. También me alegra que existan cosas en nuestro Universo a las que el hombre jamás podrá echarle el guante. Por más rico y poderoso que pudiera llegar a ser... Me gustó mucho esa cita de "El Principito" que nos dejaste. Otro besote para ti y buen fin de semana, amiga.

Así parece, Marcos. La mayoría de las estrellas cuando se "apagan" quedan convertidas en un enorme diamante que flota en el Cosmos. Es como si se resistieran a dejar de brillar, jeje... Si he conseguido que pueda servirte de inspiración para un poema, ya me doy por más que satisfecho ;-) Un abrazo.

Encantado de volver a verte, Manuel. Y sí, en el Universo todo es a lo grande: distancias, tamaños, edades... Definitivamente, no somos nada. En cuanto a la serie "Cosmos", qué te voy a decir... La mejor serie de divulgación científica sobre el Universo que haya visto en mi vida. Se avanzó mucho en el campo de la simulación por ordenador desde aquellos lejanos ochenta, pero la capacidad que tenía Carl Sagan para hacer accesible y ameno el conocimiento científico al gran público aún no ha sido igualada. Además, siempre me impresionó lo entusiasta que era este hombre y el gran amor que lograba transmitir por esta ciencia; el Garci de la Astrofísica, le podríamos llamar ;-) Un fuerte abrazo y sigue disfrutando de esa serie, amigo. Pata negra.

Saludos, Valverde. Me alegra verte por aquí y que te haya resultado interesante el texto de hoy. Hasta pronto, amigo, y buen fin de semana.

Marián dijo...

En la antigüedad no se conocía el concepto de la ciencia pero sí se intuía la magia de las estrellas...lo que quizás se fue desarrollando en verdades filosóficas y místicas. La fuerza que impregna la contemplación de las estrellas...

Muy interesante, Kine, todo lo que nos cuentas de las estrellas, tu dominio del tema; de la "enana blanca" y la "gigante roja"...que terminan siendo como "diamantes puros"...
Y ya seguirás contando lo de las explosiones supernova...¡qué interesante¡ Y todo acompañado de la música de Pink Floyd, qué gozada, Kine.
Una vez más muchísimas gracias por tu generosidad.
Un beso

Kinezoe dijo...

Hola, Marián. Pues sí, cuanto más conocemos acerca de nuestro Universo más "magia" se intuye en todo lo que nos rodea. Y los antiguos, por supuesto, también lo entreveían... Me alegra que te gustara la entrada. Muchas gracias por tus palabras. El placer es mío al encontraros por aquí.

Un beso y feliz domingo ;-)

David dijo...

"...que me gusta aún más, si cabe".
Bueno, por caber (ja,ja).
A mí no me cabe (ja,ja).
Lucy no es una psicodélica cancion de los sesenta. Es UN CLÁSICO, que apareció en los sesenta.
Recuerdo que leí un libro (aunque no recuerdo ni el título ni el autor... pero ya me vendrá) que comentaba también eso de la desaparición del sol... era optimista... diciendo que bueno, que tal vez ya colonizaría la humanidad otros planetas o qué sé yo... No sé.
Sobre los temas musicales. Son muy diferentes. Jo! Hacía años que no escuchaba esto de Pink Floyd.
Bueno... hace años que no escucho nada de Pink Floyd.
Un saludito.

Kinezoe dijo...

Sí, David: ...aún más, si cabe... porque reconozco que, a pesar de no ser yo muy de Beatles, este álbum me encanta. Además, tuve la suerte hasta de disfrutarla en su día en pantalla grande con motivo del reestreno en cines de "Yellow Submarine" (a mí es que siempre me han ido las pelis raras... :p). No obstante, el tema de Pink Floyd sigue yendo más conmigo, sin duda.

En otro orden de cosas: es cierto, hay que ser muy optimistas para pensar en colonizar otros mundos porque se nos muera el Sol. Me temo que el planeta se irá al garete mucho antes de que eso ocurra. Lo del Sol no debería preocuparnos en absoluto, jeje...

Y vale, aceptamos "Lucy in the sky..." como clásico. Pero otorguémosle también la misma distinción a "Shine on you...", ¿no?, o al menos, clásico moderno... ;-)

Gracias por pasar, amigo. Saluditos.

Montse dijo...

Tu sí que eres un diamante, Kine!!! pero no en bruto, sino bien repulido. ¡Hay qué ver lo que sabes de estrellas y del universo!
Muy interesante esta entrada y las venideras tienen buena pinta también.

Mil besos y gracias por la música de Floyd ¡esa nunca falla!

David dijo...

Venga...se la otorgamos (ja,ja);-)
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Siempre me han gustado las diminutas luzzes parpadeantes de igual forma que los sonidos tintineantes. Algo que ver con la infanzzia y con el polvo de las hadas. La noche y el zzielo que siempre lo enredan todo, invadiendo la vida de misterio. Las pequeñas luzziérnagas danzzando, insolentes, en el bosque.

La diferenzzia entre las estrellas y los diamantes es que, nunca nadie, por poderoso que sea, por mucho dinero que tenga, nos privará de la libertad de mirar las primeras en las noches despejadas.

Caperuzzita

Possdata: Escrito mientras suena Pink Floyd

Javier Márquez Sánchez dijo...

Eres increible, amigo. Igual te apañas unas entradas geniales sobre cine o música que nos das unas clases magistrales de física o astrología...

Un abrazo

El Doctor dijo...

Siempre interesantes tus post de astronomía,mi querido amigo.Y ahora,justo que estoy leyendo un libro interesantísimo del gran astrofísico Paul Davis.
Creo que tu post puede resultar peligrosísimo.Por muy lejano que esté el diamante,el Mono Sapiens sería capaz de llegar allí a través de un agujero negro ayudado por las cuerdas cósmicas.Sería capaz de destrozar la teoría de la relatividad que dice que no se puede superar la velocidad de la luz,y ellos la doblarían y sin nave espacial.Lo harían a lo bruto,como si nadaran en una picina municipal.Si no,al tiempo,amigo.
Como siempre,una gozada.Nos vemos en la segunda estrella a la derecha y luego todo recto hacia el amanecer.

abril en paris dijo...

Me apunto todo lo que nos impartes que desconocia y me sumo a la parte más romántica de la historia... aquello de que las lágrimas a veces no nos dejan ver las estrellas..
Y en lo material digamos que ahora entiendo porqué Marilyn afirmaba aquello de 'Diamonds are a girls best friend'...Va ser que es lo que único que sobrevive..

¡ Ah ! Y los dos temas le van bien a la entrada.

Un saludo cariñoso :-D

Kinezoe dijo...

* Muchas gracias, Montse. Tú sí que sabes mirarme con buenos ojos... Acabarás haciendo que me lo crea, ya verás... Je,je... Besos. Miles ;-)

* Encantado, David ^_^ Un abrazo.

* Hola, Caperuzzita. Siempre vi en tus comentarios algo de ese "polvo de hadas" que mencionas. Me gusta lo que nos cuentas y cómo lo cuentas. Gracias por tu nueva visita. Un placer.

* Hola, Javier. Tú sí que eres increíble, amigo. Me encanta tu última ─o más reciente─ genialidad en la Red. Un abrazo. Por cierto: astronomía, no astrología, jeje... ;-)

* Cierto, Francisco. El Cosmos guarda aún muchos misterios en su entramado, y el conocimiento científico no para de avanzar. Queda sitio para la sorpresa...
[...] segunda a la derecha y todo recto hacia el amanecer... Mmmhh, me gusta el sitio. ¡Allí nos vemos! Ve pidiendo si llegas antes ;-)

* Un diamante para la eternidad, ¿no, Abril? Jeje... A mí también me gusta verle el lado romántico a las cosas. Y la ciencia también lo tiene. Otro saludo cariñoso para ti y muchas gracias por el comentario, amiga.


FELIZ SEMANA A TODOS.

Elvira dijo...

¡Qué interesante! Y la música de Pink Floyd, genial.

Un beso

Kinezoe dijo...

Muchas gracias por tu interés, Elvira.

Un beso.