jueves, 24 de febrero de 2011

Este cuadro me suena #3


Nighthawks (Edward Hopper, 1942)




"You Don't Know What Love Is" (Chet Baker)

You don't know what love is
Until you've learned the meaning of the blues
Until you've loved a love you've had to lose
You don't know what love is

You don't know how lips hurt
Until you've kissed and had to pay the cost
Until you've flipped your heart and you have lost
You don't know what love is

Do you know how a lost heart feels
The thought of reminiscing
And how lips that taste of tears
Lose their taste for kissing

You don't know how hearts burn
For love that can not live yet never dies
Until you've faced each dawn with sleepless eyes
You don't know what love is

You don't know how hearts burn
For love that can not live yet never dies
Until you've faced each dawn with sleepless eyes
How could you know what love is...
What love is... what love is...

sábado, 19 de febrero de 2011

Jazz Sessions (XXIX)



Dos de los más prestigiosos baterías de todos los tiempos, Gene Krupa y Buddy Rich, haciendo gala de sus habilidades durante una actuación en el Sammy Davis Jr. Show (1966).




El primero de ellos, Gene Krupa, ya nos había deslumbrado en el cine unos cuantos años antes ─en aquella ocasión junto a una simpática y pizpireta Barbara Stanwyck─, en la magnífica comedia "Bola de Fuego" (Howard Hawks, 1941).




Merece la pena ver los vídeos en su integridad. Muy buenos ambos finales.

domingo, 6 de febrero de 2011

Terminador lunar

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, son, precisamente, noches como la de hoy, con la Luna en una fase poco iluminada, las mejores para la observación de nuestro satélite.

Es en ellas cuando, dirigiendo la mirada hacia el terminador lunar, esa línea imaginaria que separa la zona iluminada de la región oscura, podemos apreciar con más detalle las sombras que proyectan los cráteres sobre su árida superficie. Bastan unos modestos binoculares 7x50 ó 10x50 para poner de manifiesto la grandeza y el encanto de la orografía selenita.

Y aquí mis queridos prismáticos, fieles compañeros en la quietud de la noche:




¿Qué tal algo de Mike Oldfield para darle vidilla a la entrada...?








Cerrando la publicación, una pequeña guía sobre prismáticos escrita hace algunos años en uno de esos momentos de aburrimiento en que a uno le da por hacer "cosas raras" para matar el tiempo (quizá sobraban esas comillas). Supongo que podrá serle de cierta utilidad a quien decida comprarse unos y no sepa nada al respecto.

Ahí queda eso.

sábado, 5 de febrero de 2011

Citas y fragmentos #6




«El pasado es únicamente lo que digan los testimonios escritos y la memoria humana. Pero como quiera que el Partido controla por completo todos los documentos y también la mente de todos sus miembros, resulta que el pasado será lo que el Partido quiera que sea».




«El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura».

George ORWELL
(1984)

martes, 1 de febrero de 2011

Francamente, querida, me importa un bledo

Marisa juguetea con las letras y las combina con tal maestría que es imposible pasar por El espejo de la Luna y no quedar embelesado con el talento y la sensibilidad que desbordan cada una de sus entradas. En el día de hoy, directamente desde la superficie selenita y convertido ya en texto, llega hasta nosotros otro de sus hermosos reflejos como gran colofón a esta serie de entradas. Disfrútenla.



- Señor, no es usted un caballero.
- Ni usted una dama. No se ofenda. Las damas no tienen ningún atractivo para mí.


Scarlett y Rhett Butler


Estaba acostumbrada a tener las manos tejidas entre esos hilos de marionetas que tan femeninamente sabía manejar. Los levantaba del suelo llevándolos a regiones donde los pies no encuentran la fuerza de la gravedad, y los soltaba divertida estrellándolos en el suelo del teatrillo de su vida. Ella siempre decidía cuándo empezaba y finalizaba la función de sus títeres que siempre la miraban con esa sonrisa eterna pintada en sus caras de cartón. Pero aquella noche, descubrió en el escaparate de la fiesta, a uno que le faltaba en su retablo de colección. No tenía dibujados en su cara los trazos de sus caprichos, ni bailaba al ritmo de su vals de mujer. Su orgullo desenrolló un trozo de hilo para intentar atar de pies y manos a ese altivo títere cuyo atractivo no la consideraba una dama. Su vanidad se confundió con el color verde de su vestido.



No, no te voy a besar, aunque lo necesitas mucho. Ese es tu problema. Deberías ser besada más a menudo, y por alguien que sepa cómo hacerlo.

Rhett Butler


La maestría de su frivolidad no había conseguido engarzar esos hilos alrededor del cuerpo de esa nueva marioneta. Por el contrario, durante el reto había sentido en las muñecas de sus manos, en los tobillos de sus pies, en el centro de su corazón, unos hilos que ÉL había trenzado y que tiraba de ellos acercándola a su boca. Quiso desasirse de ellos pero no pudo. Quiso besarle pero tampoco lo consiguió. Se sintió prisionera de su propia obra de teatro, mientras los labios de Él dirigían las acotaciones de los actos y escenas. El gran teatro del mundo.



Sí, tienes mucha razón. No estoy más enamorado de ti que tu de mí. Dios proteja al que realmente se enamore de ti. Bueno, ¿Cómo quieres el anillo querida?

Rhett Butler


Su arrogancia la taladraba ¿cómo podía atreverse a amarla sin antes haberlo decidido ella? ¿Cómo podía haber descubierto esas mariposas escondidas en su corazón? ¿Cómo se atrevía a insinuar que lo necesitaba? Siempre había sido Ella quien había decidido escalar o descender por el termómetro de su corazón. Siempre le habían rogado permiso para amarla. Sintió unos ajenos hilos de marioneta depositados como crisálida en su corazón.



Sólo sé y comprendo una cosa, y es que te quiero Scarlett, pese a ti y a mí y a ese mundo que se desmorona a nuestro alrededor, te quiero. Porque somos iguales, dos malas personas, egoístas y astutas, pero sabemos enfrentarnos con las cosas y llamarlas por sus nombres.

Rhett Butler


Había conseguido hacer brotar en los labios de ÉL aquellas dos palabras del lenguaje universal, “te quiero”. Por fin pasaba a formar parte de su colección de guiñoles con sonrisa perpetua de cartón. La función acababa de comenzar y sólo Ella sería la que dirigiera el guión de su vanidad infantil. ÉL tenía razón, era egoísta y astuta, y no tenía ninguna intención de dejar de serlo. Le hizo danzar al son de sus desprecios, tiró vehementemente de sus hilos noche y día, acercándole y alejándole según los intereses creados en el drama de su existencia; nunca le agradeció nada, siempre le recordó con soberbia su superioridad de mujer mientras le miraba desde arriba, desoyendo a su propio corazón que le alertaba de la fragilidad de los hilos del amor.



Francamente, querida, me importa un bledo.

Rhett Butler


Y una mañana despertó en el Sur descubriendo que su retablo, que sus marionetas, que su obra, habían sido un sueño del crucero de la noche. Y se encontró en la pesadilla del silencio con mordaza. Buscó a sus títeres pero todos habían desaparecido con el incendio del tiempo. Sólo ÉL apareció como sombra abrazando la soledad y supo que le quería, que le necesitaba, que siempre le había amado entre las bambalinas del orgullo y el egoísmo. Olvidó que ambos eran iguales, y la dignidad del títere esclavo la abandonó dejándole el recuerdo del orgullo que late a merced del viento.


Hoy estoy muy cansada para pensar, ya pensaré mañana.
Después de todo, mañana será otro día.


Scarlett


FRANCAMENTE, QUERIDA, ME IMPORTA UN BLEDO.- Marisa Vegas.- elespejodelaluna.blogspot.com