Marisa juguetea con las letras y las combina con tal maestría que es imposible pasar por El espejo de la Luna y no quedar embelesado con el talento y la sensibilidad que desbordan cada una de sus entradas. En el día de hoy, directamente desde la superficie selenita y convertido ya en texto, llega hasta nosotros otro de sus hermosos reflejos como gran colofón a esta serie de entradas. Disfrútenla.- Señor, no es usted un caballero.
- Ni usted una dama. No se ofenda. Las damas no tienen ningún atractivo para mí.Scarlett y Rhett ButlerEstaba acostumbrada a tener las manos tejidas entre esos hilos de marionetas que tan femeninamente sabía manejar. Los levantaba del suelo llevándolos a regiones donde los pies no encuentran la fuerza de la gravedad, y los soltaba divertida estrellándolos en el suelo del teatrillo de su vida. Ella siempre decidía cuándo empezaba y finalizaba la función de sus títeres que siempre la miraban con esa sonrisa eterna pintada en sus caras de cartón. Pero aquella noche, descubrió en el escaparate de la fiesta, a uno que le faltaba en su retablo de colección. No tenía dibujados en su cara los trazos de sus caprichos, ni bailaba al ritmo de su vals de mujer. Su orgullo desenrolló un trozo de hilo para intentar atar de pies y manos a ese altivo títere cuyo atractivo no la consideraba una dama. Su vanidad se confundió con el color verde de su vestido.
No, no te voy a besar, aunque lo necesitas mucho. Ese es tu problema. Deberías ser besada más a menudo, y por alguien que sepa cómo hacerlo.Rhett ButlerLa maestría de su frivolidad no había conseguido engarzar esos hilos alrededor del cuerpo de esa nueva marioneta. Por el contrario, durante el reto había sentido en las muñecas de sus manos, en los tobillos de sus pies, en el centro de su corazón, unos hilos que ÉL había trenzado y que tiraba de ellos acercándola a su boca. Quiso desasirse de ellos pero no pudo. Quiso besarle pero tampoco lo consiguió. Se sintió prisionera de su propia obra de teatro, mientras los labios de Él dirigían las acotaciones de los actos y escenas. El gran teatro del mundo.
Sí, tienes mucha razón. No estoy más enamorado de ti que tu de mí. Dios proteja al que realmente se enamore de ti. Bueno, ¿Cómo quieres el anillo querida?Rhett ButlerSu arrogancia la taladraba ¿cómo podía atreverse a amarla sin antes haberlo decidido ella? ¿Cómo podía haber descubierto esas mariposas escondidas en su corazón? ¿Cómo se atrevía a insinuar que lo necesitaba? Siempre había sido Ella quien había decidido escalar o descender por el termómetro de su corazón. Siempre le habían rogado permiso para amarla. Sintió unos ajenos hilos de marioneta depositados como crisálida en su corazón.
Sólo sé y comprendo una cosa, y es que te quiero Scarlett, pese a ti y a mí y a ese mundo que se desmorona a nuestro alrededor, te quiero. Porque somos iguales, dos malas personas, egoístas y astutas, pero sabemos enfrentarnos con las cosas y llamarlas por sus nombres.Rhett ButlerHabía conseguido hacer brotar en los labios de ÉL aquellas dos palabras del lenguaje universal, “te quiero”. Por fin pasaba a formar parte de su colección de guiñoles con sonrisa perpetua de cartón. La función acababa de comenzar y sólo Ella sería la que dirigiera el guión de su vanidad infantil. ÉL tenía razón, era egoísta y astuta, y no tenía ninguna intención de dejar de serlo. Le hizo danzar al son de sus desprecios, tiró vehementemente de sus hilos noche y día, acercándole y alejándole según los intereses creados en el drama de su existencia; nunca le agradeció nada, siempre le recordó con soberbia su superioridad de mujer mientras le miraba desde arriba, desoyendo a su propio corazón que le alertaba de la fragilidad de los hilos del amor.
Francamente, querida, me importa un bledo.Rhett ButlerY una mañana despertó en el Sur descubriendo que su retablo, que sus marionetas, que su obra, habían sido un sueño del crucero de la noche. Y se encontró en la pesadilla del silencio con mordaza. Buscó a sus títeres pero todos habían desaparecido con el incendio del tiempo. Sólo ÉL apareció como sombra abrazando la soledad y supo que le quería, que le necesitaba, que siempre le había amado entre las bambalinas del orgullo y el egoísmo. Olvidó que ambos eran iguales, y la dignidad del títere esclavo la abandonó dejándole el recuerdo del orgullo que late a merced del viento.
Hoy estoy muy cansada para pensar, ya pensaré mañana.
Después de todo, mañana será otro día.ScarlettFRANCAMENTE, QUERIDA, ME IMPORTA UN BLEDO.- Marisa Vegas.- elespejodelaluna.blogspot.com