Sobre puntos, quien más quien menos, todos sabemos algo. El punto y seguido, el punto y aparte (o punto acápite), los dos puntos, el punto y coma, los puntos suspensivos y, si me apuran, hasta la diéresis (también conocida como los dos puntitos) son universales. Los puntos cardinales nos ayudan a orientarnos. Las máquinas de cálculo pueden operar en punto fijo o punto flotante. La bandera de Japón es todo un punto. Aquiles tenía su punto débil (más tarde, a raíz de la película de Wolfgang Petersen, todo el mundo descubriría que, además del talón, estaba Patroclo, su otra debilidad...). En la tarjeta del súper acumulamos puntos. Del carnet de conducir nos los van restando. Si te haces una herida puedes llevarte alguno de sutura. Algo muy ingenioso es un puntazo (también lo es un roce demasiado atrevido, o una pulla de esas que suelen dejarse caer a traición). Y luego están algunos puntos con nombre propio como pueden ser el punto G, en sexualidad (¿realidad o mito?), y el punto de no retorno en aeronaútica. Pero, ¿y el punto ápex?, ¿qué me dicen del punto ápex?. ¿A que éste no les suena tanto?
Les cuento:
El punto ápex es el punto del espacio en la dirección de la constelación de Hércules hacia el cual se dirige nuestro Sistema Solar a la nada despreciable velocidad de 70.000 Km/h, aproximadamente. Fue descubierto por William Herschel en 1783 y supuso una revolución, a nivel de conocimiento, parecida a la de Copérnico en el S.XVI ─recuérdese su teoría heliocéntrica─ al afirmar, en este caso, que el Sol no permanece estático en su posición sino que se mueve, junto con el resto del Sistema Solar, en una dirección determinada: la dirección del ápex. Y, de momento, eso es todo. Punto pelota.
Les cuento:
El punto ápex es el punto del espacio en la dirección de la constelación de Hércules hacia el cual se dirige nuestro Sistema Solar a la nada despreciable velocidad de 70.000 Km/h, aproximadamente. Fue descubierto por William Herschel en 1783 y supuso una revolución, a nivel de conocimiento, parecida a la de Copérnico en el S.XVI ─recuérdese su teoría heliocéntrica─ al afirmar, en este caso, que el Sol no permanece estático en su posición sino que se mueve, junto con el resto del Sistema Solar, en una dirección determinada: la dirección del ápex. Y, de momento, eso es todo. Punto pelota.
4 comentarios:
Que buena esta entrada, me encantó la introducción, tan llena de puntos…
El punto Apex, como presuponías, no lo conocía, me gustó descubrirlo aquí, gracias a ti, y añadirlo a mi lista de puntos…
Sobre el punto G, existe, sólo que hace falta encontrar a quien lo sepa descubrir, que no todos saben, y su incapacidad la enmascaran aludiendo al mito ;)
Un saludo, y punto.
Se me escapó esta entrada y me ha encantado. No olvides el punto en común. Ese que, por ejemplo, tenemos Viv tú y yo. El amor al cine. Lo mismo me lo acabo de inventar pero queda bien y, haberlo, haylo.
Un saludo puntero.
Y el punto medio, ése tan difícil de hallar, y el "puntito" de estar medio colocado, tan difícil de conseguir y mantener, una copa más y se jorobó.
Las mujeres no tenemos el punto G donde dicen que está situado sino el el oído...
Gran monográfico, Kine, me encantó.
Saludos
Me alegro de que os gustara la entrada, introducción incluida. Ya sabéis donde tenemos nuestro punto de encuentro (y no quisiera parecer Charlie). Bueno, ahora que lo pienso tenemos varios puntos de encuentro... ;-)
Un abrazo a las tres.
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