domingo, 9 de agosto de 2009

Un Extraño en mi Vida (Richard Quine, 1960)


Resulta curioso toparse con películas como la de Richard Quine en la puritana sociedad americana de los años sesenta. Sus protagonistas, un Kirk Douglas con el corte de pelo de Espartaco, y una de las espaldas más sensuales del celuloide: la bella Kim Novak. La historia, una relación de adulterio entre ambos y el consiguiente conflicto moral que suele plantearse en estos casos.



La vacuidad de ciertas relaciones matrimoniales, la monotonía en que suele caerse, la paulatina pérdida de interés en el cónyuge, y en definitiva, la falta de atención a la pareja (imperdonable lo del marido de Kim Novak...), son sólo algunas de las causas en las que pone el foco su director. Grandes dosis de romanticismo, milimétrica dirección y toda la elegancia del Hollywood clásico en una película a la que merece la pena echarle un vistazo. Atención a sus últimos veinte minutos. Insuperables.



6 comentarios:

Myra dijo...

"Cierro la puerta con llave para dejar al mundo afuera". Algo así le dice Douglas Kim Novak en una de las escenas de esta maravillosa película. NO hace mucho volví a verla y disfrutarla. Tiene un color precioso, ese jersey rojo de Douglas... ME parece una historia preciosa que se nos cuenta a medida que se va construyendo esa casa que de alguna manera forma parte de la vida de los protagonistas.
Me ha encantado que me la recordaras.

UN saludo

Kinezoe dijo...

Pues sí, la historia de amor entre Douglas y Novak se desarrolla de forma paralela a la construcción de la casa. Y una vez construida la casa, bueno, mejor no desvelar lo que pasa por si alguien aún no la vio... ;)

Aparte de la que mencionaste, a mí hay otro para de frases que también me encantan de estos últimos minutos. Como dije antes, el tramo final de la cinta es de una fuerza emotiva tremenda, impresionante.

La primera de ellas es cuando Novak le dice a Douglas en su última visita a la casa: "Pobre señor Anders, no sabe que realmente es nuestra" (en referencia a la casa). La segunda tiene lugar cuando entra el señor de la constructora y al despedirse, mirando a Novak le dice: "Tiene usted un marido extraordinario, señora Coe". El cruce de miradas que se produce entonces entre Douglas y Novak es mucho más elocuente que veinte páginas de guión...

Un saludo, Myra. Celebro que te hiciera ilusión recordar la historia.

Myra dijo...

Recuero perfectamente las dos frases que mencionas. Siempre he pensado que una mirada, muchas veces, dice mucho más que una frase o como tu mismo dices, mucho más que 20 páginas de un guión. NO todos los actores poseen ese don, Douglas lo tiene. Ahí está Espataco para comprobarlo.También me gusta mucho la escena del diálogo entre Douglas y el dueño de la casa. Creo recordar que trascurre en un sofá, mi memoria es pésima.

UN saludo, Kinezoe.

Javier Márquez Sánchez dijo...

Es una de esas joyas poco conocidas y que no hay que dejar de reclamar. Una verdadera maravilla muy adelantada a su época...

desconvencida dijo...

Preciosa película (de la que también hablé en mi blog hace tiempo), que me descubrió un amigo hace un par de años... me encanta el fotograma que has elegido de la cara de Kirk Douglas en la última escena de la película, ays...

Kinezoe dijo...

Ese fotograma habla, y de qué forma... Memorable final el de esta película. Bienvenida a mi modesto blog, desconvencida. Espero convencerte en algo... ;)

Saludos!