Se podría decir que esa es la frase que mejor parece definir a la comunidad de blogueros. Algunos por curiosidad, otros por dar alas al escritor frustrado que encierran desde hace años, la gran mayoría probablemente por compartir sus gustos y ver realimentada ─mediante los comentarios─ tal o cual pasión, e incluso habrá quien llegara a este club de mentes inquietas por ser ya el único lugar donde sus palabras parecen ser escuchadas. Cada uno con su historia y sus razones. Todos participando en esta nueva forma de comunicación.
El aburrimiento, la soledad, el espíritu divulgador, la búsqueda de reconocimiento, el seguir gozando de un escaparate anónimo y gratuito para esas pequeñas reflexiones que nunca nos atrevimos a compartir con nadie por miedo al qué pensarán... Pueden ser tantos y tan variados los motivos que nos hacen continuar al pie del cañón que yo ya perdí el norte; no sé por qué sigo aquí ni tan siquiera si merece o no la pena dedicar parte de mi tiempo a seguir alimentando esta plataforma creada no sé con qué misterioso propósito. A veces me paro a pensar y me abruma advertir la cantidad de información con que se está haciendo Google así como el que no quiere la cosa. Un número suele irrumpir en mi mente en esas ocasiones: 1984...
No obstante y pese a todo, aquí sigo. Supongo que dejándome llevar por la inercia propia de aquello que acaba convirtiéndose en rutinario. Y probablemente sí merezca la pena continuar viviendo esta experiencia; se descubren cosas, se recuerdan otras que creíamos olvidadas, de vez en cuando hasta se nos escapa alguna que otra sonrisa o un ligero arqueamiento de cejas da fe de nuestro asombro. De alguna forma, seguimos estimulando ─de un modo muy sano─ nuestra querida y sufrida materia gris, y eso, creo, siempre es positivo. Lo dicho, cada loco con su tema.
El aburrimiento, la soledad, el espíritu divulgador, la búsqueda de reconocimiento, el seguir gozando de un escaparate anónimo y gratuito para esas pequeñas reflexiones que nunca nos atrevimos a compartir con nadie por miedo al qué pensarán... Pueden ser tantos y tan variados los motivos que nos hacen continuar al pie del cañón que yo ya perdí el norte; no sé por qué sigo aquí ni tan siquiera si merece o no la pena dedicar parte de mi tiempo a seguir alimentando esta plataforma creada no sé con qué misterioso propósito. A veces me paro a pensar y me abruma advertir la cantidad de información con que se está haciendo Google así como el que no quiere la cosa. Un número suele irrumpir en mi mente en esas ocasiones: 1984...
No obstante y pese a todo, aquí sigo. Supongo que dejándome llevar por la inercia propia de aquello que acaba convirtiéndose en rutinario. Y probablemente sí merezca la pena continuar viviendo esta experiencia; se descubren cosas, se recuerdan otras que creíamos olvidadas, de vez en cuando hasta se nos escapa alguna que otra sonrisa o un ligero arqueamiento de cejas da fe de nuestro asombro. De alguna forma, seguimos estimulando ─de un modo muy sano─ nuestra querida y sufrida materia gris, y eso, creo, siempre es positivo. Lo dicho, cada loco con su tema.
3 comentarios:
La verdad es que me gusta más Serrat...
Ohhhhhhhh, Queeeennnn, ahí me has dao. Freddy forever, que Queen sin él no es Queen.
Bueno, y después de mis reivindicaciones musicales, una reflexión sobre la tuya, te has olvidado de los “que mal me trata la vida” o “la vida es una mierda” que usan los blogs para quejarse por todo, a mí es que esos blogs me parecen insufribles, como la gente que siempre está en contra de todo, que sólo sabe quejarse, sin asumir su responsabilidad en lo que le pasa en la vida, ni intentar buscar soluciones.
Es que el recurso de la pataleta me parece tan infantil, dan ganas de decirles, si tan mala te parece la vida y tan mal te trata, pégate un tiro que en el mundo somos demasiaos, uno menos no se va a notar jajajaja. (Vale, un poco radical, pero es que me ponen de los nervios jajajaja)
Un saludo
dvd:
También a mí me gusta Serrat, pero la canción que pedía a voces mi entrada no se encuentra precisamente entre mis favoritas. Preferí Queen :-)
Vivian:
Yo también soy de los que piensan que Queen debió morir -como grupo- con la muerte de Freddie Mercury. Es más, para mí así lo hizo; lo de ahora no es más que un lejano vestigio de lo que en tiempos fue algo grandioso. La mejor actitud fue la del bajista, John Deacon, quien optó por desentenderse completamente de toda esta historia (gesto que le honra), pero ya se sabe, poderoso caballero...
En cuanto a los blogs "qué asco de vida" simplemente los ignoro. Son de lo más insoportable que uno se puede echar a la cara. En fin, como dijo aquel famoso torero, hay gente pa to... Supongo que tendrán su público, porque al parecer proliferan bastante en la red...
Gracias por los comentarios. Un saludo, blogueros! ;-)
Publicar un comentario