Llegó la tarde del domingo. Un domingo que pide a gritos siesta, sana costumbre donde las haya. Apago el teléfono móvil, me pongo cómodo, programo en mi estéreo una extensa selección de smooth jazz ─función sleep activada: una hora─, y me dejo llevar por la cálida y sosegada voz de Diana Krall.
"The Look of Love" hace que me vaya sumiendo en una agradable modorra a la que es imposible resistirse. Ni lo intento. Repito la pista un par de veces y dejo que siga la selección. Ya puedo dormir tranquilo.