Cuando las palabras no quieren salir, siempre hay una música que suena de fondo.
Qué tendra Chet Baker que tanto me gusta... Música de días nublados y noches frías y solitarias. Música cargada de vivencias. Vidas cargadas de música, esa fiel amiga que nunca falla, ese viejo camarada que tanto nos concede sin jamás pedir.
Sigo escuchando esa lastimera trompeta mientras espero a que salga el Sol. Pero, nuevamente, cuando parece que vislumbro un rayo, resulta que es el último de la tarde, el estertor de otro día que se fue sin haber llegado. No obstante, me consuela el hecho de saber que, tras un cielo cubierto, siempre brilla el Sol. El Sol, o la Luna.
Luz, quiero luz.
Qué tendra Chet Baker que tanto me gusta... Música de días nublados y noches frías y solitarias. Música cargada de vivencias. Vidas cargadas de música, esa fiel amiga que nunca falla, ese viejo camarada que tanto nos concede sin jamás pedir.
Sigo escuchando esa lastimera trompeta mientras espero a que salga el Sol. Pero, nuevamente, cuando parece que vislumbro un rayo, resulta que es el último de la tarde, el estertor de otro día que se fue sin haber llegado. No obstante, me consuela el hecho de saber que, tras un cielo cubierto, siempre brilla el Sol. El Sol, o la Luna.
Luz, quiero luz.
8 comentarios:
Qué gusto asomarse a ésta ventana...hay vida..y que unas notas como éstas nos seduzcan...dan ganas de quedarse.
Un saludo afectuoso, Kine, amigo.
Siempre encuentras una canción según el estado de ánimo y unas palabras que siempre hay que leer de forma tranquila.
Un saludo.
Excelente tema para escuchar un día nublado, mirando por la ventana como se va la tarde mientras nos tomamos una taza de café junto a la chimenena.
Sí, ya sé que es una escena muy recurrente, pero ¿verdad que apetece?
Espero que hoy ya luzca el sol ;)
Muchos besos.
Inconfundible Chet Baker. No me olvido que gracias a este espacio comencé a apreciar de verdad el Jazz. Gracias.
De ese día nublado hace ya una semana y la cosa sigue más o menos igual: la noche amenaza lluvia...
Perdonad la demora en la respuesta; hace tiempo que perdí la costumbre de mirar el blog con regularidad. Es muy grato ─y sorprendente, después del tiempo pasado─, ver que todavía hay quien se toma el tiempo y la molestia de pasar y comentar. Mil gracias, amigos.
► Abril: Como ves, hay vida pero poca, jeje... En cualquier caso, es un placer para mí recibiros y hospedaros. Siempre sois bienvenidos. Siempre hacéis que se dibuje una sonrisa en mi cara.
► Valverde: Así lo veo yo: una canción para cada momento. Hoy suena en mi casa otra muy parecida. Gracias por el comentario, amigo.
► Montse: Vaya, pues hoy tampoco luce el Sol en este preciso instante... Aunque, a decir verdad, hizo una buena mañana. De todas formas, la luz la traéis siempre vosotros con vuestros comentarios.
► Ethan: Una gran satisfacción que le digan a uno eso. Gracias a ti, amigo, por volver a pasar por este viejo rincón lleno de polvo.
Besos y abrazos para todos. Muchísimas gracias por vuestras palabras y buena semana. ¡Hasta la próxima! ... ;)
Chet fue uno de los músicos de jazz más influyentes de todos los tiempos. De estilo único y reticente. Rara vez tocó a más volumen que un mezzo forte. Revistió su trompeta de virtuosismo y originalidad insuperable. Fue un héroe urbano a la manera de Baudelaire. Supo que había que jugarse la vida a cada momento porque si no ésta carecía de sentido. Porque después de Miles Davies, ningún trompetista ha captado el fenómeno de la soledad y de la tristeza tan emotivamente como Chet, que también se distinguió como vocalista. Cada nota que tocaba era como un adiós a un buen amigo. Su instinto para la improvisación melódica era sólido y seguro, y sus líneas improvisadas alcanzaban un patetismo conmovedor. Chet no daba nada de sí mismo, al revés de la intensidad dramática de la trompeta de Armstrong, o el sonido desprovisto de compasión de Charlie Parker. La música que Chet hacía se sentía abandonada por él. Tocaba las viejas baladas con una larga serie de caricias que no llevaban a ninguna parte y se disolvía en la nada. Pasó la mayor parte de su carrera reproduciendo una y otra vezstandards, especialmente "My Funny Valentine". Demostró ser capaz de hacer que incluso la canción más raída sonase fresca y nueva con profunda penetración emocional, aparentemente contradecida por su estilo natural y directo con una clase de fragilidad casi "femenina".
En fin, que pasaba por aquí para saludarte, mi viejo amigo, por aquello de los viejos tiempos.
Un fuerte abrazo.
Nadie como tú, Melmoth, para transcribir en palabras el inconfundible estilo de Chet. Gracias por ese texto que nos dejaste como comentario. También a mí me hizo revivir los viejos tiempos, y las pasiones compartidas.
Un fuerte abrazo y perdona que tardara tanto en contestarte. Esto ya no es lo que solía ser...
Algunos seguimos por aquí de vez en cuando ;)
A mí me gustan los días nublados y de lluvia, pero este invierno ya se está haciendo un poco pesado. He dicho.
saluditos
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