No es que sienta una pasión especial por la primavera (cualquier época del año tiene su encanto). Sin embargo, hace unos días volví a escuchar este tema mientras caminaba con los primeros rayos de Sol de una mañana especialmente brillante (a mi juicio, la primera en belleza e intensidad de este año 2017), e, ipso facto, sentir que un escalofrío recorría mi cuerpo de abajo a arriba (fue justo en este sentido), y empezar a imbuirme un afecto especial, no ya por la primavera en sí, sino, en términos más generales, por el milagro de la vida, fue todo uno. En ese preciso instante ─y con la seguridad que te dan los antihistamínicos en esta estación del año─, aspiré una buena bocanada de aire fresco y me sentí the luckiest man in the world durante un buen rato. Y, aunque en español pueda sonar aún mejor, lo expreso en inglés porque así os suelto esta otra frase y os distraigo un poco con la sola intención de que nadie repare demasiado en lo cursi del discurso.
En fin, que sí, que la primavera es muy bonita y todo eso, cuando no se experimentan reacciones alérgicas... Disfrútenla. La canción también.
En fin, que sí, que la primavera es muy bonita y todo eso, cuando no se experimentan reacciones alérgicas... Disfrútenla. La canción también.