Dos de las cosas que más me entristecen en estos tiempos que corren (probablemente, entre las menos importantes) son: la primera, que cada vez se mire menos al cielo por las noches cuando lo más bonito siempre estuvo ahí arriba. La segunda, que ya nadie escuche la música prestándole la atención que merece; casi siempre en segundo plano mientras hacemos otra cosa. Rara vez solemos sentarnos a escuchar música porque sí.
No me canso de decirlo: la prisa no es saludable, y pensar en lo trascendente siempre fue un buen ejercicio. No todo va a ser productividad.
En este caso, quizá la música no esté a la altura. Pero esas imágenes, Dios, nos elevan al cielo. Buen relax.
No me canso de decirlo: la prisa no es saludable, y pensar en lo trascendente siempre fue un buen ejercicio. No todo va a ser productividad.
En este caso, quizá la música no esté a la altura. Pero esas imágenes, Dios, nos elevan al cielo. Buen relax.