miércoles, 10 de junio de 2009

His Airness

Según decía un estudio realizado a principios de los años 90, Michael Jordan era, por aquel entonces, el deportista profesional con mejor constitución física, contando sólo con un tres por ciento de grasa en su masa corporal. A día de hoy ese título recaería probablemente en el que suscribe, pero eso ahora es irrelevante... ;-)

Decía aquel estudio que su estrecha cintura y el fornido tren superior le hacían tener el centro de gravedad un poco más elevado que en el común de los mortales, razón por la cual podía elevarse algo más alto en cada uno de sus saltos.

Lo que en principio no parecen más que un par de apuntes insustanciales dio mucho de sí en su día. Un tal Douglas Kirkpatrick, teniente coronel y profesor de astronaútica de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, fue el encargado de meterle ecuaciones al asunto.

Después de medir la velocidad inicial y final de su carrera, la fuerza de despegue (de hasta 2400 Newtons) y la componente vertical del salto (que en ocasiones sobrepasaba los 120 cm), se concluyó, de forma teórica, que el tiempo de permanecia en el aire durante la parábola que describía su centro de gravedad era de aproximadamente 0.98 segundos.

En la práctica pudo comprobarse además que, gracias al movimiento acrobático de sus brazos -desde debajo de la cintura hasta por encima de la cabeza-, así como a la extensión de sus piernas al despegar (puede que sacar la lengua también ayudara en algo), era capaz de alargar el tiempo de vuelo hasta casi medio segundo más. Quizá no les parezca mucho 1.50 segundos pero, intenten ustedes volar más tiempo. No es nada fácil. No en vano se decía que Jordan podía aguantar en el aire 66 milésimas de segundo más que Bob Beamon, el mítico saltador de longitud de aquellas famosas Olimpiadas de México '68.




Grande, muy grande. Y alto, muy alto. Así volaba el escolta de los Bulls. Así volaba His Airness.


3 comentarios:

Raúl Cornejo (Vivir Rodando) dijo...

Como me conoces. Me matas si me hablas de basket...Grandioso Michael Jordan

Vivian dijo...

En mi casa todos eran de los Lakers, yo me hice de los Bulls por Jordan, de hecho creo que en realidad estaba medio enamorada de él, pero es que la perfección es lo que tiene, que enamora.
Me encantó esta entrada, descubrir todos estos interesantísimos datos que confirman que algo de sobrehumano tenía este hombre.

Un saludo

Kinezoe dijo...

Siempre se dijo que Magic Johnson (algún día hablaré de él) y Michael Jordan eran dos jugadores que enamoraban tanto dentro como fuera de la cancha. Ambos tenían en común, aparte de un gran talento para el basket, una extraordinaria y carismática sonrisa que, al parecer, los hacía bastante irresistibles... Ese puede ser, Vivian, el "culpable" de tu enamoramiento hacia él: la sonrisa. La sonrisa y el juego, claro está ;-)

Gracias, a las dos Uves, por vuestros comentarios. Un saludo! ;-)